Atención en el aula. Hay artículos que nacen de la necesidad de uno mismo de mejorar la manera de enseñar en el aula. Así que esta entrada no sólo la escribo para ti, sino también para mí. ¿Por qué? La razón es tan sencilla como dolorosa.
Curso tras curso me doy cuenta de que la atención de mis alumnos está cayendo en picado mientras enseño. Darse cuenta de ello es frustrante y desalentador. Pero de la propia frustración debe nacer la búsqueda de soluciones y alternativas para paliar este incesante déficit de atención en las aulas.
Justifica tu respuesta en este sentido es un blog de respuestas a veces propias, a veces de otros profesionales. Pues bien, las respuestas a este artículo vienen de la mano de Joan Vaello, un extraordinario docente que en su libro Cómo dar clase a los que no quieren me ha enseñado no sólo cómo captar la atención en el aula, sino mantenerla a lo largo de una sesión lectiva.
¿A ti también te cuesta captar la atención de tus alumnos? ¿Te sientes frustrado porque cuando enseñas tienes la sensación de que nadie te escucha? Si es así, te invito a seguir leyendo este artículo porque en él encontrarás respuesta a estas preguntas. ¡Zarpamos!
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7 Formas de captar la atención de tus alumnos en el aula.
Hace un tiempo publiqué en Justifica tu respuesta un artículo titulado 3 Trucos infalibles para captar la atención de tus alumnos. Se trata de trucos que a día de hoy me siguen funcionando francamente bien, pero que no son suficientes para mantener la atención durante un tiempo prolongado.
Ahí es cuando entra Joan Vaello y su libro Cómo dar clase a los que no quieren que incorpora siete actuaciones tan prácticas como efectivas para captar la atención de tus alumnos. Son estas:
1. Rutinas de inicio rápido. Seguro que conoces la expresión ‘Cada maestrillo tiene su librillo‘. Pues bien, de lo que se trata es de que el alumno interiorice lo más rápido posible la rutina con la que empiezas una sesión lectiva. De ahí que sea tan importante:
- La puntualidad
- La rápida colocación de los alumnos en el aula
- Poner en marcha los dispositivos necesarios (ordenador, PDI, proyector…)
- Tener a punto el material necesario para la sesión lectiva (evitar tener que volver a la sala de profesores o a tu departamento)
2. Comenzar con actividades incompatibles con la distracción. Este tipo de actividades son muy efectivas al inicio de la clase porque evitan la dispersión que luego redunda en la distracción. Algunos ejemplos de actividades incompatibles con la distracción serían:
- Hacer una pregunta concreta a un alumno concreto sobre algo explicado el día anterior.
- Copiar en un papel una fecha, un enunciado…
- Abrir el libro de lectura por la página…
Como puedes observar, son actuaciones muy dirigidas, simples, fáciles de entender y de ejecutar y que no suelen ser cuestionadas por los alumnos. Con estas actividades se consigue que la atención del alumno se localice en la instrucción. De lo que se trata es de crear un clima de atención desde el minuto cero.
3. No empezar sin la atención de todos. Sobre este punto Joan Vaello es muy tajante, es decir, no se empieza sin la atención concentrada del todo el grupo. A título personal debo confesar que en determinadas sesiones o grupos es todo un reto. Pero, ¿por qué es tan importante este apartado? Muy sencillo. Porque si dejas que otros alumnos hablen mientras tú estás enseñando, el mensaje que transmites al grupo se basa en la permisividad. Pero,
¿qué hacer si hay alumnos que siguen hablando?
Aquí van algunos consejos:
- Advertir individualmente a un alumno. Se recomienda llamarlo por su nombre y hablarle de forma asertiva, es decir, decirle que está hablando, que la clase precisa de silencio. Muy importante. La advertencia nunca debe ser grupal, sino individual.
- No hablar hasta que todos tus alumnos estén en silencio. Es importante advertir que no funciona en todos los grupos porque están muy en consonancia con la posición del docente sobre ese grupo.
- Desplazarse hacia el punto donde el alumno o alumnos estén hablando. A mí me gusta llegarme hasta el alumno en silencio, pero con paso decidido. Sólo le hablo cuando estoy a su lado y empiezo por nombrar su nombre.
4. Neutralizar distracciones. El peor enemigo de la atención es la distracción. Hay momento que resulta imposible evitar todos los estímulos que una sesión lectiva experimenta como, por ejemplo:
- Ruido que entra de las ventanas
- Conversaciones de los pasillos
- Corrimiento de mesas en el aula de arriba
- Fenómenos atmosféricos
- …
De lo que se trata es en la medida de lo posible anticiparse a todas las distracciones que puedas prever. Para ello pueden resultarte útiles estas pausas:
- Minimizar el material de la mesa del alumno
- Realizar transiciones rápidas durante la sesión lectiva (teoría, ejercicio, proyección vídeo, narración de una anécdota)
- Alejar a los alumnos más disruptivos de las ventanas
5. Distribuir eficazmente las mesas. Cada vez estoy más convencido de la relación que existe entre distribución del espacio de un aula y la atención de los alumnos. Aunque Joan Vaello plantea que la colocación de los alumnos sea consensuada, no tengo claro que sea efectiva en todos los cursos y en todos los grupos. En mi caso debo reconocer que en grupos altamente disruptivos la distribución del espacio no es negociable y los alumnos se sientan a partir de la distribución elegida por mí.
6. Cuidar la ubicación. Lo que sí me ha gustado de Joan Vaello es pensar en que la distribución, consensuada o no con los alumnos, siempre debe ira al servicio de mejorar la atención y el rendimiento de todos y cada uno de los alumnos de un grupo clase. Sobre este punto Joan Vaello recomienda que los alumnos con una mayor disruptividad se coloquen en las primeras filas y, si no es posible, en las filas centrales. En agrupamientos de tres alumnos, yo recomendaría que los alumnos disruptivos se coloquen siempre en un extremo, nunca en el centro.
7. Distinguir entre atención positiva y atención negativa. He dejado este último punto porque me ha parecido realmente brillante y eficaz. Pero,
¿qué se entiende por atención positiva y atención negativa?
Básicamente se trata de recompensar la atención de un alumno agradeciéndole de forma asertiva dicha atención, tanto de forma privada como de forma pública. Recompensar la atención positiva tiene un efecto realmente positivo en el autoconcepto del alumno. Sobre cómo dar las gracias a un alumno te recomiendo la lectura del siguiente artículo.
Por su parte, la atención negativa se centra en el reproche, la amenaza e incluso la sanción. De ahí que deba hacerse de la misma un buen uso y no un abuso. ¿Qué quiero decir con esto? Que debe reducirse al máximo el protagonismo y el carisma de un alumno con falta de atención continuada. A este punto, yo añadiría que es muy importante que el reproche o amenaza no vaya nunca dirigida al grupo clase, sino que sea focalizada en un alumno o en varios alumnos en particular.
Captar la atención de tus alumnos. ¿Y ahora qué?
Si has llegado hasta aquí y has leído estos consejos, te habrás dado cuenta de que captar la atención no es un punto de llegada, sino un punto de partida. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que captar la atención no sirve de nada si no se es capaz de mantenerla a lo largo de una sesión lectiva.
En este artículo has descubierto que captar la atención se puede aprender, pero también se puede enseñar a tus alumnos, se puede aplicar aun grupo clase. En este sentido Joan Vaello ofrece en su libro 11 pautas muy dirigidas para conseguir mantener de manera eficaz la atención prolongada. De estos 11 consejos te recomiendo el denominado Método de Premark, en mi opinión la actuación más efectiva para mantener una atención prolongada en un grupo clase.
Si quieres saber más sobre cómo captar y mantener la atención de tus alumnos, sólo me resta recomendarte una vez más el libro de Joan Vaello en el que descubrirás, entre otras múltiples actuaciones, cómo lograr un clima favorable en el aula.
Porque leer nos hace mejores…
Fuente del artículo: Cómo dar clase a los que no quieren, de Joan Vaello.
paulina says
El artículo y estos consejo… llegan en un muy buen momento de mi curso!!!
GRacias
Santiago says
Me alegro mucho Paulina
MANUEL ANTONIO SALDAÑA RUBIO says
Felicitaciones Santiago Mol en Justifica tu respuesta por el artículo/comentario.
Eva says
Me gustan tus artículos. Siempre resultan muy amenos y útiles.
Santiago says
Gracias Eva 😉
Gilberto Mata says
Excelente material maestro felicitaciones.
LETICIA PÉREZ says
ES BUENO SABER, QUE NO SOY LA ÚNICA QUE PASA POR ESTOS DETALLES DE ATENCIÓN CON LOS ALUMNOS.
ESTE ARTÍCULO ES MUY BUENO, ME DA BUENAS IDEAS, GRACIAS.
Santiago says
Muchas gracias Leticia
Diana Torres says
Gracias, fabuloso material.
Santiago says
Gracias Diana 😉
Nereida says
Enhorabuena por tu blog. Artículos muy útiles. Gracias por ayudarnos en nuestra tarea diaria. Un saludo.
Antonio says
Gracias por el artículo. No sé si se comenta en el libro de Joan pero para mantener la atención del grupo, el mismo tiene que sentirse atendido visualmente cuando te diriges al mismo. Si centras tu mirada en uno o varios alumnos, el resto, de forma más o menos consciente, boicoteará tu desatención con su conducta disruptiva.
Santiago says
Gracias Antonio. Tomo nota de tu recomendación
Antonio says
Gracias. Llevo un par de semanas que pienso que, o no se enseñar, o que los alumnos no sienten ningún estímulo por lo que les digo.
Algunos trucos ya los usos, pero aún así ufff… Sigo intentándolo.
Gracias.
Inma says
Ante todo, muchas gracias, Santiago, por tu blog y por todos tus consejos… Os cuento ahora mi situación:
A mi me suele ocurrir que, tras acercarme a un alumno para llamarle la atención y pedirle silencio, en ese momento se calla. Pero al cabo de un minuto, vuelve a hablar y a distraer a los demás. Y lo peor es que del grupo de alumnos del que os hablo, unos 20 de un total de 28 no tienen interés y no quieren trabajar, son demasiado «vagos» y colaboran poquísimo. Suele pasar también en otras asignaturas, pero en la mía es peor, pues es la que les resulta más difícil (Física y Química, en 3 de ESO), ya que casi todos estos alumnos quieren estudiar Humanidades y no muestran interés por la ciencia. Los alumnos están en grupos de 4 (se hace aprendizaje cooperativo), y aunque los grupos son elaborados por mi y por el profesor de Matemáticas, no veo la forma de que funcione bien ni de hacer bien los grupos, pues sólo 1 alumno (2 como mucho) por mesa es el que trabaja… Y no podemos agrupar a los alumnos de otra forma porque agruparlos de 4 en 4 es una norma estricta del centro… ¿Algún consejo? ¡Muchas gracias!
Maria Marleny Cortes C says
Me alegra saber que hay muchos maestros que han tenidos este tipo de experiencias y que esas tácticas no siempre funcionan en todos los grupos, pero que a los que estan empezando y leen este articulo les sirve mucho.
Maria Marleny Cortes C says
es el comentario anterior
Santiago Moll says
Gracias