Estas son las 5 cualidades que más admiro de un docente

¿Puede un docente convertirse en una marca personal? Seguramente se trate de una pregunta que te resulte tan extraña como desconcertante. Y es desconcertante porque el concepto marca personal es un concepto muy alejado del ámbito educativo. Pues bien, en este artículo intentaré enfocar la labor de un docente como si de una marca personal se tratara. Y lo haré gracias a la lectura de un libro que no me canso de leer y de recomendar. Se trata del libro de MJ DeMarco The Millionaire Fastlane. Este libro ha servido de inspiración a muchas personas que han tomado la resolución de cambiar su vida para vivir la vida que siempre han soñado. ¿Listo para hacer realidad tus sueño? Si es así, acompáñame.

Imagen extraída de Shutterstock

Build a brand not a business (Construye una marca, no un negocio). El docente como marca personal.

Aunque el concepto de marca personal esté muy ligado al mundo empresarial, me gustaría que pensaras por un momento en ti como un referente, como un docente que deja huella en sus compañeros de profesión y en sus alumnos. En el artículo titulado ¿Qué tipo de docente eres? ya me referí a cuatro categorías de docentes. Eran estas:

• El docente mediocre
• El buen docente
• El docente superior
• El docente que inspira

Si lees con detenimiento el artículo, observarás que hay una distancia enorme entre estos cuatro tipos de docente. Pues bien, el docente que inspira a los demás vendría a ser el docente que se convierte en su propia marca personal, en un referente para sus compañeros y alumnos.

Pues bien, MJ DeMarco en su libro The Millionaire Fastlane te enseña que lo primero que uno debe hacer para convertirse en una marca personal es tener lo que él denomina Unique Selling Proposition o USP (Propuesta única de venta). Si trasladas este concepto a tu labor como docente, te darás cuenta de que tan sólo se trata de cambiar el concepto de venta por el de enseñanza.

La propuesta única de enseñanza para un docente. ¿Qué es? ¿Cómo se consigue?

Puede ser que lleves años en la docencia y nunca te hayas planteado cuál es tu verdadero propósito. Me explico. En muchas ocasiones la zona de confort en la que un docente se instala le impide ver el auténtico propósito de su profesión. Esa zona de confort es la que, precisamente, hace que un docente acabe únicamente por explicar en lugar de enseñar. Si quieres ver la diferencia entre explicar y enseñar, aquí te dejo un enlace. En mi opinión no se puede enseñar si no se tiene claro el objetivo de lo que se está enseñando. Y este es precisamente el objetivo de cualquier negocio que fundamente dicho negocio en una marca personal. Y ahora viene la pregunta:

¿Cómo me convierto en una marca personal?

5 Cualidades para convertirte en un docente único, en una marca personal.

1. Descubre los beneficios de enseñar. Piensa por un momento el porqué de tu decisión de convertirte en docente. Si no te ha venido nada a la cabeza, déjame que sea yo el que te responda: has decidido ser docente para resolver los problemas y las necesidades de tus alumnos. Esto es lo que hacen las grandes marcas y así es como debes enfocar tu enseñanza.

¿Qué significa esto?

Muy sencillo. Si decides convertirte en un docente que resuelve problemas y necesidades, dejarás de ser un docente anclado en la zona de confort y que centra sus clases en explicar lo que los alumnos podrían aprender por sí mismos. En cambio, si decides enseñar a tus alumnos, serás capaz de satisfacer sus necesidades, su curiosidad, sus inquietudes. Lo que realmente enseñarás a tus alumnos será para qué les puede servir aquello que les estás enseñando. Y, si decides ser esta clase de docente, te darás cuenta de lo que es realmente importante. Y, cuando lo descubras, habrás dado un paso definitivo para convertirte en un referente para tus alumnos, en un docente único, en tu propia marca personal.

2. Sé único. Sé especial.

Soy consciente de que en el ámbito docente hay una gran reticencia a compararse entre compañeros de profesión. Incluso me atrevería a decir que se trata de una práctica mal vista entre compañeros. Esto se debe a que en el ámbito docente el concepto competición siempre ha tenido una connotación negativa cuando se trata de juzgar la labor entre docentes. Pero no se puede ser único si no eres capaz de conocer los puntos fuertes y débiles de tus compañeros. De hecho, nuestros alumnos ya se encargan de hacer este trabajo clasificatorio por nosotros. Basta solamente con preguntar a tus alumnos a qué docente prefieren y por qué.

¿Por qué deberían tus alumnos elegirte a ti?

Esta pregunta que acabo de formular me parece realmente importante. ¿Qué hace que los alumnos prefieran a un docente y no a otro? Pues bien, lo que buscan tus alumnos es alguien a quien ellos consideren especial. Y cuando digo especial no me estoy refiriendo a un docente simpático, sino a un docente empático que sea capaz de marcar la diferencia. Fíjate que he escrito la expresión MARCAR LA DIFERENCIA, es decir, convertirte en una marca, en un referente para tus alumnos. Si quieres saber la diferencia entre empatía y simpatía, aquí te dejo el siguiente enlace.

3. Sé específico y proporciona evidencias.

Less is more, es decir, menos es más. Lo difícil de enseñar a tus alumnos no es el hecho de enseñar en sí, sino de saber cómo enseñar aquello que quieres que aprendan. El gran problema al que se enfrentan muchos docentes es la concepción que tienen de una sesión lectiva. Ese problema está ligado a la linealidad con la que conciben una sesión lectiva.

Pero, ¿qué significa esto?

Los docente conciben sus sesiones lectivas desde una perspectiva continua y lineal. Como tienen una hora para enseñar, pues enseñan durante toda esa hora. Y si es así es porque piensan que solamente ellos son los que tienen algo que decir o enseñar en el aula. Cambiar esa concepción es otra forma de salir de la zona de confort, porque en lugar de enseñar exclusivamente, puedes dar la oportunidad de que tus alumnos aprendan por ellos mismos o entre ellos. Y aquí viene la pregunta clave:

¿Y si en lugar de enseñar durante toda una sesión lectiva dieras instrucciones para que tus alumnos pudieran aprender por sí mismos?

Una vez hayas conseguido que tus alumnos sepan aprender por sí mismos viene el siguiente reto: dar evidencias de que lo que han aprendido tiene una utilidad en la vida real.

Un ejemplo:

• Opción 1. Puedes explicar qué es una instancia durante una sesión lectiva y hacer una examen sobre lo que has explicado al día siguiente.

• Opción 2. Puedes dar instrucciones para que busquen información relativa a cómo se crea una instancia y después, mediante grupos de aprendizaje cooperativo, escribir una instancia real dirigida al director en la que se piden mejoras concretas para el aula o el centro escolar.

¿Ves la diferencia entre ambas opciones? En la opción 2 los alumnos aprenden porque tienen un objetivo concreto: escribir una instancia al director para pedir mejoras.

4. Sé breve, claro y conciso.

Lo breve si bueno, dos veces bueno. ¡Me encanta esta cita de Baltasar Gracián! ¿Qué significa esto? Pues significa que debes dejar claro a ti y tus alumnos qué es lo realmente esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Para llevar a cabo este paso debes tener en cuenta la importancia de la complementariedad de cualquier mensaje. ¿Cómo?

• Reduce al máximo la clase magistral

• Fomenta el trabajo cooperativo.

• Utiliza la pizarra digital para reforzar tus enseñanzas.

• Sírvete de material audiovisual.

• Utiliza diferentes formatos y plataformas para que tu mensaje llegue a todos tus alumnos, independientemente del lugar y el momento.

Estos son algunos ejemplos. Si quieres ver más puedes consultar el siguiente artículo.

5. Conecta con la vida real.

Si la vida es la mejor escuela del mundo, ¿por qué nuestros alumnos estudian en centros educativos? No seré quien responda a esta pregunta. Lo que haré en su lugar es aprovechar que mis alumnos estudian en un centro educativo para enseñarles aquello que les resultará verdaderamente útil. Pero, ¿qué se entiende por útil? Seguro que coincidirás conmigo en que buena parte de los currículum de una asignatura tienen poca aplicación a la vida práctica y real. Esto no significa que no debas enseñarlo, pero sí debes intentar que de una manera directa o indirecta tenga una prolongación en la vida real, en la escuela de la vida.

Debes elegir si tus alumnos quieren que sepan  o si tus alumnos quieren que sepan haciendo. Para mi hay una diferencia enorme entre saber y saber hacer. Si nos atenemos al ejemplo que he puesto anteriormente, creo que podrás entenderlo perfectamente. Hay mucha diferencia entre saber qué es una instancia y saber redactar una instancia. El problema es que es muy fácil enseñar a saber, mientras que supone un esfuerzo considerable el enseñar a hacer. Pero creo que esta es la diferencia entre un docente y el docente que deja huella en sus alumnos, el docente que se convierte en una marca personal, en un referente para los alumnos y sus compañeros.

Docente, get noisy (haz ruido) o cómo saber si te has convertido en una marca personal.

Ahora que ya sabes algunas de las claves para convertirte en un docente especial, es el momento de saber identificar de qué manera sabrás que te has convertido en un docente que inspira.

MJ Demarco hace referencia a cinco formas de hacer ruido o, lo que es lo mismo, a cinco formas de diferenciarte del resto para dar a conocer tu mensaje, para dar a conocer de qué maneras quieres enseñar a tu alumnos. Estas cinco formas de hacer ruido son:

• Polarizar. Polarizar significa colocarse en un extremo. Con ello conseguirás que te amen o te odien o, seguramente, las dos cosas a la vez. Lo bueno de convertirte en una marca personal es que por el hecho de ser una marca habrá gente a quien le gustarás mucho y a la que no gustarás nada. Piensa, por ejemplo en Pepsi o Coca-Cola y la polaridad que estas propias marcas generan. Se trata, simplemente, de enseñar fuera de los convencionalismos, de salir de tu zona de confort.

• Asumir riesgos. No se puede ser un referente si permaneces instalado en tu zona de confort. Hay que asumir riesgos y aceptar los errores como una forma más de aprendizaje. Sin miedo es difícil que se produzcan nuevos y transgresores cambios en tu forma de enseñar. Así que primero haz  y luego pide permiso.

• Despertar emociones. Cuando seas capaz de transformar el tiempo de tu sesión lectiva, entonces serás capaz de encontrar el tiempo para enseñar no sólo contenidos, sino que también podrás enseñar emociones en el aula.

• Ser interactivo. Debes asumir la diferencia entre mirar y actuar. La clase tradicional está pensada para que los alumnos miren y callen. Este tipo de aprendizaje es un aprendizaje unidireccional. De lo que se trata es de convertir las clases en sesiones interactivas, en sesiones bidireccionales.

• Ser poco convencional. Seguro que en muchas ocasiones te habrás dado cuenta de que en tus clases hay momentos en los que tus alumnos se aburren soberanamente. En ese momento tienes dos opciones:
  • Opción 1. Enfadarte con ellos porque están aburridos por culpa de qué y cómo estás enseñando o, seguramente, explicando.
  • Opción 2. Cambiar radicalmente la forma en que das clase y sorprender a tus alumnos. No es necesario que improvises, sino que este tipo de clases también se pueden programar o preparar. Cuando un docente se prepara una sesión lectiva tiene el problema de que sólo se imagina un único escenario. Cuando el escenario que se imaginaba no coincide con lo que pasa en el aula, entonces no es capaz de reaccionar o, si reacciona, lo hace culpando a sus alumnos.

Ser un docente único, ser tu propia marca personal. A modo de conclusión.

La enseñanza, al igual que los negocios, debería basarse en los beneficios que reporta a las personas en lugar de centrarse en las características. Tenemos a alumnos que hora tras hora no hacen más que aprender y memorizar características que luego deberán plasmar en una prueba o examen. Pasado el examen, las características se olvidarán porque no les hemos enseñado para qué pueden servir en la vida real.

Si piensas en tus marcas favoritas, te darás cuenta de que recuerdas dichas marcas no por las características que presentan, sino por los beneficios que te aportan. A un consumidor no le importa qué componentes tiene una Coca-Cola, simplemente sabe que le quita la sed y le refresca. Así que, cuando tenga sed, tendrá sed de Coca-Cola y la consumirás. Por tanto, de lo que se trata es de que nuestros alumnos estén hidratados no de características, sino de los beneficios de aquello que les enseñas. Si lo consigues, entonces te convertirás en un ser imprescindible para ellos. Si los consumidores compran productos porque resuelven tus necesidades, enseña a tus alumnos a que consuman tus contenidos porque les serán útiles en la vida real.

MJ DeMarco y su libro The Millionaire Fastlane me ha enseñado que se puede pensar de una manera diferente para así poder hacer algo diferente. Da igual que seas un empresario o un docente. Cada uno debe asumir su rol y su responsabilidad. La tuya, al igual que la mía, es la de convertirte en un docente capaz de inspirar, capaz de diferenciarse del resto, capaz de transformar una sesión lectiva en una experiencia vital y conectada con la realidad. El reto está lanzado. ¿Zarpamos?

Libro recomendado:

Santiago Moll

Firme defensor de la educación inclusiva, apasionado de las nuevas tecnologías y un enamorado de la educación emocional.
Profesor de secundaria, formador presencial y online y blogger autor de 'Justifica tu respuesta'.