Ser docente. El ser humano siempre se ha caracterizado por la necesidad de clasificar y clasificarse. Pregúntenle si no a Aristóteles. Probablemente esta necesidad innata de clasificar y ordenar nos ayuda a entender mejor el mundo que nos rodea y, cómo no, entendernos mejor a nosotros mismos.
En este blog no soy muy dado a los artículos de opinión. Pero esta entrada tiene la finalidad de reflexionar sobre nuestra tarea en el aula y preguntarnos qué tipo de docente somos. Todo ello viene a raíz de una célebre cita del escritor estadounidense William Arthur Ward. Si queréis saber más sobre este personaje os remito al siguiente enlace. Pues bien, este escritor y docente es conocido por sus célebres citas. Y de todas estas citas la que me interesa y de la que tratará esta entrada es una cita que habla sobre los tipos de docente que existen a su parecer. Para William Arthur Ward:
«El profesor mediocre dice. El buen profesor explica. El profesor superior demuestra. El gran profesor inspira«
«The mediocre teache tells. The good teacher explains. The superior teacher demonstrates. The great teacher inspires»
He reflexionado bastante sobre esta cita o clasificación, según se mire, y me ha dado mucho que pensar, porque en mi carrera como docente me siento identificado con algunos de los profesores de los que habla Willam Arthur Clark.
Tal y como he dicho al principio este es un artículo de opinión. Es por ello que explicaré desde mi punto de vista qué entiendo por un profesor mediocre, un buen profesor, un profesor superior y un gran profesor. Quiero dejar claro de antemano que es simplemente mi opinión y mi punto de vista sobre estas cuatro concepciones de la docencias.
Muy probablemente en algunas coincidiréis conmigo y en otras disentiréis, pero en el fondo lo que pretendo es que todos nos paremos por un instante y pensemos qué tipo de docente somos y qué tipo de docente aspiramos a ser.
Fotografía extraída del banco de imágenes de Cenice
Descubriendo qué tipo de docente eres.
1. El profesor mediocre dice.
Cuando un profesor dice algo no hace más que manifestar con palabras un pensamiento. Para mí la mediocridad de un profesor que sólo dice es que aquello que dice o transmite a sus alumnos no llega a esos alumnos. Se comete el error de pensar que por hablar o decir aquello que nos toca sobre un tema ya damos por hecho que nuestros alumnos lo han captado y entendido.
Para mí el profesor que dice es un profesor que sabe pero no es capaz de transmitir sus conocimientos de manera que le llegue al alumno. Es un profesor plano, monótono, que habla, pero que no enseña, que dice pero con el que no se aprende. Es un docente incapaz de llegar al corazón de sus alumnos, incapaz de captar su atención y su curiosidad, que difícilmente interactúa con ellos. Es un profesor al que los alumnos olvidan con facilidad con el paso del tiempo. Es el docente que no deja huella en sus alumnos. Y creo que la docencia es mucho más que manifestar con palabras un pensamiento.
Personalmente creo que todos los que amamos la docencia y la vivimos como parte de nuestro día a día debemos aprender a dar lo mejor para evitar instalarnos en la mediocridad o, lo que es lo mismo, en el estancamiento y en la falta de compromiso. Creo que nuestra profesión es una excelente oportunidad para ser mejores y hacer mejores a los que tenemos enfrente.
2. El buen profesor explica.
No cabe duda de que la experiencia es un factor clave para la mejora de nuestra labor docente, pero no es el único factor. Para mí el buen profesor es aquel que, a partir de la experiencia, es capaz de reconocer sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Es un profesor que corrige aquello que no le funciona, que revisa continuamente su labor, que aprende de sus alumnos y compañeros de profesión, que está en constante formación, que tiene inquietudes, que hace de su profesión una herramienta por la cual hacer mejor a la sociedad de la que forma parte.
La diferencia entre un profesor que dice y un profesor que explica es abismal desde mi punto de vista. Si atendemos al significado del verbo explicar que nos da la Real Academia Española de la Lengua veremos como la segunda acepción del verbo explicar dice: «Declarar o exponer cualquier materia, doctrina o texto difícil, con palabras muy claras para hacerlos más perceptibles«. Observad la riqueza de matices que nos da esta definición. Curiosamente la gran mayoría de los alumnos clasifican a sus profesores en función de si explican bien o mal o, simplemente no explica (sólo dice). Pues bien, atendiendo a esta definición, el buen profesor es aquel que trasciende su pensamiento para conseguir que sus alumnos perciban conocimientos de forma comprensible.
El buen profesor se esfuerza para que sus alumnos entiendan lo que explica y es por ello que interactúa continuamente con sus alumnos, hace que sus clases sean participativas, modifica su metodología en función de las necesidades del grupo, se reinventa curso tras curso, que tiene como objetivo mejorar y que sus alumnos mejoren mediante sus enseñanzas.
El buen profesor es aquel que tiene el don de convertir lo difícil en algo fácil y comprensible mediante una buena explicación. Muchos de nosotros hemos tenido a lo largo de nuestra escolarización profesores que recordamos como docentes que explicaban muy bien, pero aún así quiero pensar que no son los profesores que nos acaban dejando huella.
3. El profesor superior demuestra.
Ser un profesor que demuestra, un profesor superior como dice William Arthur Ward, es todo un reto. El profesor que demuestra es un profesor que sabe explicar, pero su gran virtud reside en que aquello que explica es capaz de trasladarlo a un ámbito práctico. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que enseña su materia y aplica la pedagogía y la didáctica sobre esta materia.
El profesor que demuestra es aquel que consigue que sus alumnos no sólo aprendan, sino que también sean alumnos competentes. Se trata de un profesor que es capaz de aplicar el currículo de su asignatura y relacionarlo con experiencias reales, que enseña la utilidad de lo que explica a sus alumnos, que tiene parte de docente, pero también de pedagogo. Y ahí radica el reto al que aludía anteriormente.
Creo que todo docente debe intentar en primer lugar ser capaz de trascender de lo que dice para pasar a explicarlo. pero una vez consigue explicar satisfactoriamente, una vez consigue explicar de forma clara y sencilla a sus alumnos, le llega el momento de exigirse demostrar que aquello que explica tiene una relación con la realidad que rodea a sus alumnos y le será útil y aplicable en algún momento. Se trata de un profesor que diferencia entre un alumno que sabe y un alumno que sabe y es competente.
Este profesor está en constante formación, siempre está aprendiendo, siempre está conectado con el mundo y con las personas que forman este mundo. Y de su inquietud y su exigencia demuestra a sus alumnos que lo que aprenden tiene tanto sentido como utilidad.
4. El gran profesor inspira.
Estamos en el último tipo de docente, en lo que podríamos llamar la excelencia, un tipo de profesor reservado sólo para unos pocos. Si seguimos atendiendo al significado que de la Real Academia Española de la Lengua, veremos como al referirse al verbo inspirar en su segunda acepción dice: «Infundir o hacer nacer en el ánimo, o la mente afectos, ideas, designios…«
La primera vez que leí esta frase le di muchas vueltas a lo que significaba para mí ser un profesor que inspira. En un primer momento lo relacioné con los conocimientos que tenemos los docentes de nuestra disciplina, pero creo que relacionar conocimiento con inspiración es un error. Para mí el profesor que inspira, no es necesariamente el profesor que más sabe.
Todos aquellos que hemos pasado por la universidad hemos comprobado como muchos de nuestros profesores o doctores, son grandes conocedores o especialistas en una determinada manera o disciplina del saber, pero carecen de toda pedagogía o didáctica a la hora de compartir todo lo que saben. En este sentido creo conveniente separar inspiración de conocimiento.
El profesor que inspira va mucho más allá del mero saber, de la mera transmisión de conocimientos. El profesor que inspira es el que trasciende sus conocimientos fuera del aula y los traslada al lo que son nuestras vidas. El profesor que inspira es un tipo de profesor en el que nos gustaría vernos reflejados, al que tomamos como ejemplo, al que queremos y apreciamos tanto como admiramos, al que transmite experiencias y no sólo conocimientos en el aula.
Este es realmente el profesor que deja huella a lo largo de toda nuestra vida. Es el profesor del que recordamos perfectamente su nombre, la clase que impartía, su forma de ser, su forma de trasmitir. Es un profesor que trasciende y al decir trasciende me refiero a que es aquel que nos acompañará a lo largo de nuestra trayectoria vital, aquel que será nuestro referente durante toda la vida, aquel que recordaremos siempre con una sonrisa porque nos han hecho más sabios, más cultos, pero sobre todo mejores personas y excelentes ciudadanos.
He empezado esta entrada nombrando al filósofo Aristóteles. Y acabaré con una de sus célebres citas, que resume en parte lo que entendemos por Educación.
«No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho«
Aurade says
Fantástico! La inspiración, siempre el camino!!
Alicia says
Excelente artículo. ¡Enhorabuena!
smoll73 says
Gracias Alicia.
Jose says
Muy bueno y de gran utilidad para mejorar y realizar un análisis personal profundo del papel que hace cada uno como maestro. ¡Enhorabuena!
smoll73 says
Gracias José. Lo cierto es que es una cita que invita a la reflexión y al autoanálisis. Un saludo.
Erosado says
Creo y comparto la opinión. me parece que la experiencia y el amor que le tengas a la profesión es el camino en el cual evolucionaras de un profesor que dice a un profesor que inspira. Es muy importante la comunicación sincera con los jóvenes y mantener una constante en la formación profesional. He tenido y tengo el honor y privilegio de trabajar con maestros que me impartieron clases, he tenido la oportunidad de visualizar diferentes formas de trabajo y percepción de la labor docente. Siendo notoria la diferencia entre aquellos que inspiran y los demás que se quedan en uno de los niveles que señalas. Queda en cada uno de nosotros establecer las metas que buscamos, pero en la educación nuestras metas siempre deben ser más altas.
Saludos
smoll73 says
Muchas gracias Erosado. me ha encantado tu comentario. Encierra grandes verdades.
Eugenia Barrientos Gil says
Tus artículos mueven a la reflexión,algo que un docente no debe perder de vista nunca. Aunque te vengas abajo algunas veces, siempre hay que ambicionar llegar mejor a tus alumnos, inocular la pasión _ muy dicifil esto último en estos tiempos que corren_ . Gracias, Santiago Moll. Un saludo.
smoll73 says
Gracias a ti Eugenia por tu aportación. Un cordial saludo
Slcngr23 says
Tembleque me entra cada vez que en cuestiones de educación escucho los términos «correcto»/»incorrecto», «bueno» o «malo», aunque luego se me pasa.. Puede que los profesores «mediocres» de los que habla william y de los cuales opinas, piensen que saber de algo es lo mismo que saber transmitir ese algo. Procesos que creo son diferentes, y no por eso necesariamente deben dar por hecho (conscientemente) que los alumnos lo han captado y/o entendido. Si bien, es cierto que lo peor de engañarse a uno mismo es saberlo.
Pero bueno seamos justos y confiemos..si no más, al menos tanto en nuestras posibilidades como en nuestras limitaciones. Y por que no? Tratar a las personas como lo que pueden llegar a ser, puede volver a ser una forma divertida de crear realidades.
materesa says
Al final me has hecho llorar.Me he acordado de tres maestros, una monja de primaria, una de bachiller, y otro de la escuela de magisterio.Ni hecho aposta.
De todas formas, creo que cada alumno nos recuerda de una manera..Lo importante es pensar cada noche en lo que has hecho mal. y si lo encuentras, eso está bien.Algo tendremos de tóxicos…
smoll73 says
Gracias materesa. Un cordial saludo
jufega (@jufega) says
Pois non, non e non… Clasificar foi un amuleto que nos adxudicabamos cando baixabamos das árbores: nenos normais e nenos non normais… clasificabamos porque tiñamos medo ante o descoñecido… E temos persoas non normais impedidas de ser matriculadas en escolas para nenos normais… e así nos vai.
Cómpre partir de máis abaixo. Prescindir das clasificacións porque non hai no mundo dúas briznas de herva iguais.
Vero says
Muy interesante el planteamiento y que deja en la reflexión del camino que debemos recorrer los que elegimos esta profesión, ojalá las reformas educativas contemplarán fomentar que también hay que inspirar a las futuras generaciones
smoll73 says
Muy agradecido por tu comentario Vero. Un saludo
Yanet says
Lo he leído con mucha nostalgía, ya que solo llevo seis años de Docencia. El año pasado un alumno me leyo la frase inicial de una de esas imágenes que comparten en facebook; y me quede pensando. No se si fue dirijida en parte para mi o sencillamente quería algun argumento de mi parte, ya que su padre también es profesor. Lo cierto es que hay mucho para transitar y los testigos son nuestros alumnos. Uno podría trasladarse en nuestras experiencias; cuando queríamos preguntar o decirle al profesor/ra ¿para qué sirve eso? y la respuesta inmediata: En otro año lo vas a comprender; o aún en la vida lo van a necesitar… Pero, la verdad que un triángulo rectángulo no me ha dado la respuesta… Gracias por compartir y hacernos un «clic» en nuestra tarea. En Argentina aún nos quedan escasas semanas para volver a las aulas. Y cada frase, cada argumento, cita o historia nos llena para dar otro giro en nuestras planificaciones; que al final al cabo son eso. Cuando en realidad hay más afuera. Saludos cordiales. 🙂
paola says
me encanta esta cita… pero tengo una duda; ¿esta cita la sacaron de algun libro o el autor solo la dijo?
Santiago says
No sabría decirte con certeza Paola
Sandra says
Hola. Ya que es un artículo de opinión, te dejo la mía.
Creo que todos somos un poco de cada uno para algún alumno de nuestras clases. Creo que en cada clase hay algún alumno al que solo le «dijimos» porque no logramos llegarle; alguno al que le «explicamos» mejor o peor, pero con el que logramos la transferencia cognitivo-afectiva necesaria para hacer fácil lo difícil.
Creo que en cada clase tenemos algún alumno para el cual hemos demostrado nuestro punto, porque de alguna manera, conectamos con su mundo y su realidad. Y creo que para algún alumno, de alguna clase, hemos resultado alguna vez, inspiradores.
Tengo 22 años de dar clase, y varios de mis ex alumnos son ahora compañeros de trabajo. De ellos, algunos me han dicho que son docentes por mí. No sé en cuántas personas he sembrado curiosidad, capacidad de reflexión, capacidad de análisis, apreciación estética… pero algunos de ellos eligieron seguir sembrando, y eso lo considero muy bueno. Tal vez haya otros que hayan elegido seguir aprendiendo, investigando… no sé, no les puedo seguir la pista a todos, aunque me gustaría.
Solo soy una humilde profesora de matemáticas tratando de hacer lo mejor posible cada día.
German Antonio Zamorano Gonzalez says
Felicitaciones, un excelente articulo. Creo que hoy mas que nunca debemos ser inspiradores de nuestros niños y jóvenes, que se encuentran en una gran incertidumbre y debemos ser luz para ellos, pues serán el futuro de nuestro País.
Oswaldo says
Creo que si me preguntaran que tipo soy seria aquellos que se olvidan con facilidad y eso que estoy empezando mi carrera profesional tal ves sea por eso que hasta ahora no he llegado a mis alumnos la materia la se la conozco pero soy de aquellos que mis alumnos me olvidaran en parte me entristece saber que siendo mi primera experiencia quede asi un profesor plano y monotono. sera por mi falta de experiencia que tal ves pase por esto ya que hasta ahora he tratado de mil y un maneras de como los chicos participen y sinceramente no me funciona. tal ves me he equivocado de profesión