Autocontrol y ansiedad en el aula. «El autocontrol es la capacidad de regular las emociones propias, sobre todo las negativas, y de controlar nuestros propios impulsos con el fin de evitar efectos perjudiciales a los demás y a nosotros mismos«.
Esta cita no es mía. La he sacado del libro El profesor emocionalmente competente, de Joan Vaello. Un manual sobre gestión de aula y gestión de emociones muy práctico y que me ha sido y sigue siendo de utilidad en temas relacionados con mi quehacer en el aula.
Pues bien, hoy en este artículo quiero tratar un tema del que se habla o poco nada. Un tema que muchos consideran tabú pero que, lamentablemente, es una constante en muchas aulas. Se trata de la ansiedad que vive el docente cuando imparte una clase frente a un grupo.
En esta entrada intentaré dar algunas claves sobre cómo trabajar el autocontrol para mantener a raya la ansiedad. Así que, son más demora, zarpamos…
Imagen extraída de Shutterstock
Tengo ansiedad en el aula. ¿Cómo puedo combatirla?
Joan Vaello insiste en que el autocontrol es símbolo de madurez, pero también es la capacidad crítica para el éxito y las relaciones personales. Además, evita muchos sufrimientos a corto, medio o largo plazo.
Pues bien, para gestionar la ansiedad en el aula, Joan Vaello nos propone una serie de acciones que paso a comentar a continuación.
1. Mensajes internos. Los mensajes internos te pueden ayudar a mantener un estado de control y calma. Vendría a ser una especie de mantra donde concentrar tu atención. Aquí tienes algunos ejemplos:
- No sé qué haré, pero lo haré tranquilo
- No voy a caer en esa provocación
- Calla y espera
- Hasta que no esté más relajado, no haré/diré nada
2. Objetivo temporal. Es importante empezar por objetivos modestos, es decir, pequeñas acciones o actuaciones que permitan ganar en autocontrol y reducir la ansiedad que uno experimenta en el aula. De ahí que es mejor empezar con una hora con un grupo determinado y mantener en dicho grupo una cierta distancia emocional sobre lo que esté pasando en el aula y hacerlo sin descomponerte. Hay que entrar en el aula repitiendo mentalmente: «No sé qué haré, pero lo haré tranquilo«, adoptando una actitud tranquila, calmada que facilite a nivel neuronal:
- Inhibir reacciones emocionales rápidas
- Preparar reacciones más calibradas y sopesadas
A partir de ahí, hay que ir ampliando el número de sesiones lectivas en las que te propondrás entrar calmado, tranquilo y sosegado teniendo claro que:
«No sé que haré, pero lo haré tranquilo«
3. Objetivo específico. Cuando se estén consiguiendo resultados temporales positivos, pero sigue habiendo situaciones de clase o alumnos que nos siguen alterando y generando ansiedad, una buena idea es implantar el objetivo específico, es decir, plantearse objetivos focalizados contra los que buscar soluciones diferenciadas.
Se trata de anotar que hechos, situaciones o alumnos te disparan el nivel de ansiedad y anticipar reacciones calmadas como, por ejemplo:
- Cuando [alumno] haga [acción], estaré uno segundo sin reaccionar, me mantendré clamado , y lenta y relajadamente haré/no haré [X] y le diré/no diré [X].
4. Estilo comunicativo balsámico. Joan Vaello en su libro dice una frase con la que estoy plenamente de acuerdo:
El profesor enseña más con lo que hace que con lo que dice y, más aún, con lo que hace sentir
De ahí que la adopción de un modelo comunicativo tranquilo, reposado y clamado invite al alumno a devolver respuestas en el mismo tono comunicativo. Por tanto, es muy importante hablar en un tono deliberadamente bajo y lento porque ayudará a rebajar la tensión del momento.
5. Actitud táctica del profesor. Otra de las afirmaciones que comparto de Joan Vaello es que la gran mayoría de conductas que se producen en el aula o en un centro educativo tienen un carácter eminentemente táctico. ¿Qué significa esto? Pues que solo pueden ser explicadas en referencia a la situación. Porque no pueden extrapolarse conclusiones escolares al resto de situaciones vitales.
Por tanto, la actitud táctica supone separar lo personal de lo profesional, interpretando conductas y situaciones en función del contexto.
6. Control periódico del nivel de ansiedad. Hay que aprender a distinguir la frontera del estrés:
- Saludable-activador. Plantea metas y emprende conductas.
- Tóxico-paralizante. Supone una excitación física y psicológica exagerada
Hay que vigilar que no se instale en tu vida un nivel de estrés excesivo que acabe por cronificarse y te conviertas en lo que comúnmente se llama: síndrome del profesor quemado que se caracteriza por:
- Descenso del interés por los alumnos
- Agotamiento emocional: poca energía y entusiasmo a la hora de enseñar
- Distanciamiento
- …
7. Evitar anticipaciones de la ansiedad. Ocuparse, mejor que preocuparse. Frente a la obsesión por preocuparse por peligros potenciales del futuro, se puede adoptar un enfoque fundamentalmente centrado en el presente.
8. Implicación calculada. Hay que hacer lo que se pueda, implicándose al máximo profesionalmente, pero vigilando que esos problemas no invadan tu ámbito personal. De ahí la importancia de relativizar.
9. Evitar el contagio emocional. Hay que aprender a tomar distancia de la emociones que ocurren en el aula y todas las provocaciones a las que te ves sometido cuando impartes clase a tus alumnos.
10. Administrar el tiempo. Una mala administración del tiempo puede ser en ocasiones causa de ansiedad y estrés. En este sentido, Joan Vaello cita al autor Kyriacou que describe tres tres peligros en relación con la administración del tiempo:
- Ir haciendo las cosas según van surgiendo
- Dedicar más tiempo a lo que nos hace disfrutar, descuidando tareas más áridas pero necesarias
- Dejar tareas desagradables o complicadas para más adelante.
A partir de aquí, existen alternativas para llevar a cabo un uso del buen tiempo:
- Ser consciente del tiempo del que se dispone y evitar más compromisos
- Priorizar. Empezar por lo urgente y seguir por lo importante
- Planificar el tiempo
- Repartir tareas en fracciones temporales
- Despachar con prontitud tareas pequeñas
- Saber decir que no
- Delegar
Si quieres saber más sobre administración del tiempo, aquí te dejos tres interesantes artículos:
Ansiedad en el aula. A modo de conclusión.
Ningún docente se merece experimentar la ansiedad en el aula. Ningún docente debería vivir la enseñanza desde la preocupación, el estrés y la ansiedad. Es por esto que he querido compartir contigo esta entrada para darte unas pautas que espero te sean de utilidad, sobre todo para que tomes conciencia de hasta qué punto experimentas la ansiedad en el aula con tus alumnos.
Como ves, no existen fórmulas mágicas y buena parte de la solución reside en ti, en tus pensamientos y en tu proactividad.
Fuente del artículo: El profesor emocionalmente competente. Un puente sobre «aulas turbulentas, de Joan Vaello.
Carmen says
Te doy toda la razón aunque es dificil conseguirlo. Soy una profesora de secundaria de visual y plástica, con 31 años a mis espaldas, pero siempre he tenido ansiedad con determinados grupos de la Eso. Estuve 26 años en un centro bastante complicado y a mis 57 años decidí cambiar a otro centro donde se impartiera bachillerato artístico, y si he salido ganando, disfruto con los grupos de bachillerato, pero tengo dos grupos de tercero de la Eso, con los que sigo sin poder gestionar la clase. Siempre hay unos cuantos alumnos provocadores, que aunque yo intento no perder los nervios, a veces me sacan de mis casillas y lo paso mal.
He hecho cursos, cursillos y cursetes de todo tipo, de escuela inclusiva y de otros tipos y aunque a veces acierto, otras no hay manera. Sigo pasándolo mal, y a esto también se añade que mi asignatura no es valorada, ni por los alumnos ni por los profesores.
En fin perdona que me haya enrollado, pero es así como me siento.
Un saludo
Santiago Moll says
Gracias Carmen por tu valioso testimonio
Carmen says
Una respuesta concisa la tuya.
Bueno, gracias por escucharme.
hoteles says
Me quiero iniciar en la docencia, pero me acuerdo del dolor de cabeza que era para mis profesores pues creo que todo eso se me devolveria
Erika Luna says
Muy buen post. son herramientas que dan resultados con la practica, por eso es importante la constancia e intentar controlar los pensamientos que nos distraen de nuestro objetivo