Hoy vengo a hablarte en este artículo de un concepto que con mucha frecuencia olvidas como docente. Hoy vengo a hablarte de la perspectiva. De un tiempo a esta parte se trata de un término al que cada vez le doy más importancia porque tener conciencia de tu perspectiva durante una sesión lectiva puede ser determinante de cara a la forma con que te enfrentas a tu profesión.
No son pocos los correos que recibo de compañeros que se sienten desanimados, tristes y frustrados porque no se ven capaces de gestionar correctamente sus clases, cuando en el fondo en muchos casos el problema radica en la visión, es decir, en la perspectiva y el autoconcepto que estos compañeros de profesión tienen de sus sesiones lectivas.
Imagen extraída de Shuttestock
Cómo te puede ayudar cambiar de perspectiva en tus clases.
Para explicar en qué consiste la perspectiva que debes dar a tus sesiones lectivas, voy a hacerte una pequeña demostración a partir de dos versiones de una misma sesión. De lo que se trata es de que observes cómo tratándose de la misma situación, la percepción de la misma es radicalmente opuesta. Y esto demuestra que de ti depende la forma en la que percibes tu propia realidad y, en el fondo, cuál es el autoconcepto que tienes como docente de tu profesión.
Dos versiones para una misma sesión lectiva.
Versión 1.
La sesión lectiva del jueves con el grupo de 1º E es un auténtico desastre. Claro, cómo no va a ser un desastre si me toca darles clase a última hora de la mañana. Con este horario es imposible que me salga bien una clase.
Los alumnos están cansados y no hay manera de que puedan aprender nada. Además, es el peor grupo con diferencia de todos los que tengo, porque de los 25 alumnos hay dos que se portan muy mal, que no escuchan y tengo que expulsarles con frecuencia. Es que no me dejan otra opción. Y no lo digo yo, sino que otros compañeros también piensan lo mismo. Es que no hay nada que hacer. Es imposible. Se trata de una clase completamente perdida, en la que sólo puedo aguantar hasta que suene el timbre y se vayan de una vez por todas a sus casas. Hoy, por ejemplo, me ha tocado explicar los pronombres personales.
Mientras explicaba los pronombres, estos dos alumnos conflictivos no querían trabajar. Y no he tenido otra opción que echarles de clase. ¿Qué otra cosa podía hacer? Después de explicar, hemos realizado algunos ejercicios del libro de texto. Pero ha sido un completo fracaso, porque ha habido tres alumnos que ni tan siquiera han acabado el primer ejercicio. Yo ya lo sabía. Siempre pasa igual. Es que no hay nada que hacer.
Versión 2.
La sesión lectiva del jueves con el grupo de 1º E es un auténtico reto. Aún así tengo la suerte de que las otras tres sesiones que tengo con este grupo son a primeras horas de la mañana. Como se trata de una hora en la que se nota el cansancio acumulado, lo que suelo hacer es trabajar la parte más procedimental de la asignatura, leer algún libro e intentar bajar un poco el ritmo de trabajo y exigencia para que puedan rendir mejor.
Tengo la suerte de que es un grupo de 25 alumnos en el que sólo hay dos alumnos con una conducta disruptiva en el aula. Como son dos alumnos con dificultades para seguir el ritmo de trabajo, intento adaptarles los contenidos o realizar actividades que sepa que serán capaces de llevar a cabo. Además, como sé que están cansados, lo que intento es ir haciendo pausas a lo largo de la sesión lectiva y en estas pausas aprovecho para contar alguna historia, ver algún vídeo relacionado con la unidad didáctica o hacer actividades de trabajo cooperativo. Hoy he enseñado los pronombres y lo he hecho transmitiéndoles toda la pasión y el entusiasmo que tengo como docente, intentándoles ver la importancia y la utilidad que para ellos tendrá esta categoría gramatical. He intentado que sean ellos los que me dijeran qué sabían del pronombre. Así les hago ver que saben más de lo que creen y aumentan su autoestima.
Una vez hemos trabajado los conceptos básicos, hemos realizado algunas actividades. Como había tres alumnos con un ritmo de aprendizaje más lento, he pedido a otros compañeros que les ayudaran en la realización de las actividades y yo me he podido dedicar con más atención a los dos alumnos que presentan conductas disruptivas. Con ellos he hablado durante unos minutos y hemos pactado unos mínimos. Todos los alumnos han finalizado los ejercicios, gracias a la ayuda y cooperación de varios compañeros.
¿Qué conclusiones sacamos de estas dos versiones acerca de la perspectiva de una misma sesión lectiva?
- Versión 1.
- Autoconvencimiento. El docente se ha autoconvencido de que aquella clase será un desastre.
- Rendición. Da por perdida la clase incluso antes de empezar. Tiene claro que con este grupo a esta hora no hay nada que hacer.
- Proyección. Se apoya en comentarios de otros compañeros para excusarse del resultado de la sesión lectiva. No le basta con autoconvencerse de que no hay nada que hacer, sino que se escuda en el comentario de otros compañeros que opinan de forma parecida.
- Victimismo. Culpa al sistema del horario que le ha tocado.
- Inercia. No es capaz de cambiar la forma de enseñar atendiendo al las necesidades del grupo y de la hora.
- Predisposición. El docente manifiesta desde el principio una clara predisposición a explusar a los alumnos que él considera conflictivos. No busca estrategias para que permanezcan en el aula.
- Versión 2.
- Reto. Esta sesión lectiva le sirve al docente para llevar a cabo otro tipo de actuaciones atendiendo a la hora de la sesión lectiva.
- Estrategia. El docente elabora otras estrategias de trabajo en función de las necesidades del grupo y del contenido a enseñar. Se preocupa por enseñar y no por explicar.
- Realismo. El docente es consciente de las características del grupo y de los alumnos en particular y se ayuda de esta información para gestionar todos los imprevistos que puedan ocasionarse en el transcurso de la sesión lectiva.
- Adaptación. El docente se adapta al horario que le ha sido dado y lo transforma en una oportunidad de enfocar su asignatura desde otras metodologías.
- Reinvención. El docente se reinventa al ser consciente del grupo y la hora. Prepara un tipo de material menos convencional y que pueda hacer más llevadera la última sesión de la mañana.
- Gestión. El docente gestiona la parte emocional y académica de los dos alumnos conflictivos e intenta dedicarles un tiempo a lo largo de la sesión para pactar con ellos unos mínimos que sean realistas y que puedan llevar a cabo. Se siente afortunado porque el resto del grupo rinde de una forma satisfactoria.
A modo de conclusión.
Sin duda, las dos versiones son dos externos. Quiero pensar que entre el blanco y el negro existe una infinita gama de grises. Pero lo que te he querido transmitir es la importancia de tu exigencia, de tu autoconcepto y de tu perspectiva a la hora de afrontar un grupo. Te aseguro que sólo cambiando de percepción serás capaz de cambiar tu situación en el aula.
Como el tema de hoy trata sobre la perspectiva, acabaré con una frase que corresponde al inicio de una de las novelas más importantes de la literatura española del siglo XX. Se trata de La colmena, de Camilo José Cela y la primera línea es un comentario de doña Rosa que reza así:
– No perdamos la perspectiva, yo ya estoy harta de decirlo, es lo único importante.
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