La corrección de exámenes es una de las tareas que los docentes debemos ejercer como un método más de evaluación de los procesos de enseñanza-aprendizaje de nuestros alumnos. No negaré que se trata de una actividad que nos absorbe mucho tiempo y a la que dedicamos varias horas a la semana. Porque la corrección de exámenes empieza muchos antes de ponernos a corregir la prueba de un alumno.
Dado el tiempo que los profesores debemos invertir en la corrección de exámenes, este artículo pretende daros algunas recomendaciones para que en la medida de lo posible seáis capaces de optimizar vuestro tiempo de corrección al máximo sin que ello suponga ningún perjuicio para el alumno ni para vuestra asignatura.
Fotografía extraída de Shuttershock
¿Cómo puedo optimizar la corrección de exámenes de mi asignatura?
1. Corregir los exámenes por orden de lista. Muchos docentes suelen primero corregir el examen de un grupo y después ponen la nota en el cuaderno de notas del profesor. Al hacerlo invertimos más tiempo del necesario porque los exámenes no están por orden alfabético tal y como los tenemos en nuestro cuaderno de notas. Así que os recomiendo que cuando vayáis a recoger los exámenes de un grupo lo hagáis siguiendo el orden de lista. Basta con que al final del examen, una vez han finalizado todos los alumnos, digáis el nombre de los alumnos por orden de lista y estos os los entreguen. Cuando vayáis a poner las notas en el cuaderno, estas serán consecutivas y ganaréis tiempo.
2. Grapar los exámenes. Hoy en día muchas de las fotocopiadoras de los centros escolares tienen la función de grapar automáticamente las hojas, es decir, es una función que los profesores ya no debemos hacer manualmente. La ventaja de grapar los exámenes es porque en ocasiones las hojas de un mismo examen se traspapelan y perdemos tiempo en saber de quién es esa hoja. Normalmente el nombre del alumno sólo figura en la primera hoja.
3. Puntuar los exámenes sobre 100 puntos. Ya publiqué un artículo al respecto titulado ¿Por qué puntuar una prueba o examen sobre 100 puntos? En él hacía referencia a los beneficios de puntuar un examen sobre los 100 puntos en lugar de 10 puntos. A la hora de hacer un recuento de puntos de un examen es mucho más rápido sumar puntuaciones que no tengan decimales. El margen de error en la puntuación es menor y la velocidad con la que realizamos la suma es mayor que si lo hiciéramos con decimales.
4. Corregir por preguntas, no por alumnos. Muchos docentes suelen coger el examen de un alumno y lo corrigen y puntúan de principio a fin. No es que sea una mala opción. Simplemente creo que es preferible corregir por preguntas, apartados o caras de un examen porque al corregir siempre la misma pregunta o apartado somos capaces de mecanizar y memorizar con mayor facilidad la puntuación de las respuestas. Puede que hacerlo de esta forma os dé la impresión de que vais más lentos en la corrección, pero os aseguro que ganáis en velocidad correctora.
5. Realizar y puntuar el examen antes que tus alumnos. Hay docentes que preparan y puntúan un examen y lo corrigen una vez los alumnos ya lo han realizado. Esto es un error. Lo recomendable es que el profesor prepare el examen y una vez lo tenga que sea él mismo el primero en realizarlo. De esta manera será capaz de detectar posibles errores en enunciados y en la puntuación de cada uno de los ejercicios. Cuanto más revisemos tanto el contenido como la puntuación de un examen, menos dudas tendremos a la hora de corregirlo y no perderemos tiempo dudando qué puntuación le ponemos por cada ejercicio.
6. Pautar al máximo las respuestas abiertas. Un tipo de pregunta que nos absorbe mucho tiempo de corrección son las llamadas preguntas abiertas, aquellas que no se responden con un sí o un no o con un concepto o definición. En muchas ocasiones son preguntas que nos generan serias dudas de corrección ya que el alumno más que responder a una pregunta lo que hace es redactar la pregunta. Para este tipo de prueba lo que recomiendo es que en la plantilla de corrección del examen este tipo de pregunta está puntuado mediante ítem o palabras clave. A cada palabra clave que debe aparecer en la respuesta del alumno se le una puntuación concreta y la suma de todas las palabras clave se corresponde con el valor de puntos que le damos a la pregunta abierta. Sobre cómo puntuar una pregunta abierta recomiendo la lectura del artículo Cómo puntuar una pregunta abierta en una prueba o examen.
7. Evitar justificar por escrito en el examen los errores en las respuestas. Hay profesores que dedican una cantidad de tiempo enorme a redactar o justificar las respuestas incorrectas de los alumnos. No digo que no sea una medida útil y pedagógica, pero creo que es muy poco valorada por el alumno. Cuando devolvéis el examen corregido y puntuado os habréis dado cuenta que la gran mayoría sólo se preocupa de la nota final y que la puntuación sea correcta. Un gran número de alumnos no concede la más mínima importancia a nuestras observaciones por escrito y a nosotros nos supone una inversión de tiempo considerable. Por supuesto que hay asignaturas o exámenes que se prestan a comentar por escrito en el examen, pero si no tenemos intención de explicar el examen nuevamente en clase es un aspecto que creo que merece la pena tener en cuenta. Algo parecido pasa con la ortografía. Dedicamos muchos esfuerzos a corregir los fallos de expresión y ortográficos de los exámenes de los alumnos y eso no tiene la más mínima repercusión para el alumno, ya que el examen corregido pasa tan sólo unos segundos entre sus manos. En este sentido es preferible marcar las faltas en lugar de corregirlas. Aún así es una opción que se debe respetar.
Hasta aquí el artículo de hoy. La corrección de exámenes es un aspecto que los docentes no debemos tomarnos a la ligera. Supone un porcentaje significativo de horas de trabajo y debemos ser consciente que el tiempo que invertimos en la corrección se lo quitamos a otros tipo de actividad como la preparación de clases, material audiovisual, proyectos… Por tanto, optimizar el tiempo de corrección de exámenes debe convertirse en una prioridad que nos permitirá ser más productivos.
Espero que este artículo os haya sido de utilidad.
Fotografía extraída de Shuttershock
Profesor Conflictivo says
Y si cuando entregas el examen dedicas un tiempo a que los alumnos lean los comentarios. Y si les animas a algunos de ellos a compartir con el resto, qué ha aprendido de la corrección. De este modo, los comentarios por escrito (los hagas o no) y la respuesta correcta a los ejercicios será una herramienta de aprendizaje.
Nacho says
No estoy muy de acuerdo con el tema de las correcciones en el examen, y me explico. Te doy la razón con respecto a que las correcciones son perecederas: duran el tiempo que tienen el examen en su poder. Sin embargo, tras buscar solución a ésto, he dado con una vía a explotar:
– Ortografía: que los chavales realicen una lista en la que recogen sus propios fallos. Esta lista la usan a la hora de realizar redacciones, corregir cuadernos… y la entregan al profe con cada cuaderno. De esta forma, las correcciones se centran en su propio progreso. Este año he probado con plantillas en GoogleDocs. Al principio dan mucho trabajo consigrnar los tipos de faltas y el progreso, pero el resultado ha sido bueno.
– Correcciones online: siguiendo el mismo principio anterior, publico un documento en el que figuran las correcciones por apartados (a las que adjunto una rúbrica). De esta forma pueden siempre recuperar la corrección.
O sea, cambio la corrección en papel por la correción online. Es un cambio en la costumbre que gana en recuperabilidad y posibilidad de seguimiento e incide directamente en la atención individualizada.
¿Qué pasa con los que no lo miran? Pues que ellos se lo pierden. Además se pone en evidencia enseguida e igual que cuando lo haces a mano, les dices aquello de «te he dicho 100 veces que….» y puedes corroborarlo. Sirve también para informar del progreso a padres, al equipo docente, para rellenar informes de aprendizaje, dejar info para los compañeros que lo tengan al año siguiente… Vamos, tiempo bien invertido.
Juan G. Chamorro Arenas says
Genial el artículo, Santiago!
Saludos
smoll73 says
Muchas gracias Juan 😉
Vero says
Me interesó el artículo porque me lleva tiempo corregir, sobre todo, porque tengo cursos numerosos. Yo recién estoy empezando y supongo que uno va adquiriendo experiencia con el tiempo. En mi caso, las aclaraciones me llevan tiempo, pero muchas veces si no las hago, los alumnos protestan argumentando que su respuesta era completa o que en realidad, la había contestado bien. De esa forma, ven claramente qué era lo que yo esperaba que contestaran y pueden contrastarlo con lo que ellos escribieron. De todas formas, cuando los errores son muchos, ya no les escribo lo que iría.
smoll73 says
Gracias Vero. Comentarios como el tuyo son muy valiosos para este blog porque parten de una experiencia concreta. Un saludo.
juan24carlos says
Muy bueno. Yo cometía muchos de estos errores.
Santiago says
Muchas gracias por tu honestidad