Hoy quiero empezar este artículo pidiéndote que antes de empezar con su lectura, visualices el siguiente vídeo. Dura menos de un minuto y está íntimamente ligado con el contenido de esta entrada.
La clase perfecta existe. Yo la he experimentado. Es cierto que sucede muy de vez en cuando, pero sucede. A veces puede pasar todo un curso académico sin que haya impartido una clase perfecta. No pasa nada. Lo bueno que tiene ser docente es que siempre que finaliza una sesión lectiva, hay otra que te está esperando, hay otra oportunidad para conseguir la clase perfecta.
Nadia Comaneci y la clase perfecta.
Seguramente muchos de vosotros conocéis o habréis oído hablar de la gimnasta artística rumana Nadia Comaneci. Nadia Comaneci no es una gimnasta cualquiera. Es la gimnasta. Y es la gimnasta porque encarnó la perfección en su disciplina, porque fue la primera gimnasta que obtuvo una calificación diez en una competición olímpica de gimnasia artística. Nadia Comaneci no hizo nada que no hubieran hecho el resto de gimnastas competidoras. La única diferencia es que el ejercicio que realizó fue perfecto. Cuando llevó a cabo el ejercicio que habéis visto en el vídeo yo sólo contaba con tres años. A día de hoy no sabría deciros las veces que habré visto esta obra maestra de la perfección de menos de un minuto. Hace poco, la visualicé por enésima vez y fue cuando establecí la relación que da pie a este artículo: la clase perfecta.
¿Qué es la clase perfecta?
Lo cierto es que la definición de lo que representa una clase perfecta no es nada fácil. Es por ello que me serviré del vídeo de Nadia Comaneci para haceros llegar cuáles son los ingredientes que necesitas para conseguirla:
1. Preparación. Cuando veo la mirada de Nadia Comaneci antes de enfrentarse a su ejercicio, puedo intuir que tiene completamente visualizado el ejercido en su cabeza. Tengo el absoluto convencimiento de que Nadia no ha dejado nada al azar. Ha memorizado de principio a fin su ejercicio, haciendo especial hincapié en sus puntos fuertes y enfrentándose a sus puntos débiles. Debo decir en este sentido que Nadia Comaneci contó con un excelente preparador, Béla Károli.
- La clase perfecta no sale de la improvisación, sino de la preparación. Visualizar una clase antes de impartirla es fundamental para que salga satisfactoriamente.
2. Determinación. Unos segundos antes de empezar el ejercicio Nadia Comaneci respira hondo. Para ella y para su país hay mucho en juego. Nadia Comaneci es consciente de la responsabilidad para con ella y para con su país.
- La clase perfecta requiere una alta dosis de determinación. Debemos entrar en el aula con paso firme y con seguridad. En ese momento sólo nosotros debemos ser el centro de atención. Debemos captar la atención de nuestros alumnos, haciéndonos visibles. Ahí es cuando empieza el espectáculo.
3. Seguridad. Qué mejor manera de afrontar un reto que con la seguridad que tienes depositado en ti mismo. Nadia Comaneci se dirige a las barras asimétricas sin el menor atisbo de duda. Sabe que no hay marcha atrás. Sabe que ahora es su momento. Todo lo que ha visualizado hasta ese momento no sirve de nada. Ahora es cuando hay que dar lo mejor.
- La clase perfecta requiere por tu parte la seguridad que te da la buena preparación y la correcta predisposición. La seguridad está en aquello que enseñas o, mejor dicho, en creerte aquello que enseñas.
4. Simplicidad. Muchas veces pienso que la perfección está íntimamente ligada a la simplicidad. Cuando veo el ejercicio de Nadia Comaneci, te da la sensación de que el ejercicio es algo que cualquiera sería capaz de llevar a cabo. Se trata de un ejercicio simple, sin estridencias, no es llamativo y no hace nada que las demás competidoras no hayan hecho previamente. Lo que diferencia a Nadia Comaneci del resto de gimnastas es que consigue fácil lo imposible. Y lo fácil lo transforma en algo perfecto.
- La clase perfecta consiste en hacer lo complejo algo simple. Lo importante no es lo que enseñas, sino que aquello que enseñas lo hagas de tal forma que todos tus alumnos lo entiendan, lo asimilen, lo apliquen y le vean su utilidad fuera del aula.
5. Ritmo. Otro de los aspectos que más me gusta del ejercicio de Nadia Comaneci es el ritmo que imprime en la ejecución. Me admira la fluidez de sus movimientos.
- La clase perfecta requiere un gran manejo del ritmo de la clase. Sobre el «tempo» de una clase recomiendo la lectura del artículo titulado 7 consejos para gestionar correctamente el «tempo» de una clase.
6. Flexibilidad. Uno de los grandes retos que supone la gimnasia rítmica es la lucha entre la flexibilidad de la gimnasta y la rigidez de las barras asimétricas. Se trata de un pulso entre la plasticidad y la rigidez. La maestría del ejercicio de Nadia Comaneci radica precisamente en que es capaz de hallar el equilibro entre ambas.
- La clase perfecta requiere ser flexible y adaptarse tanto al contenido como al perfil del alumnado al que se le imparte la sesión lectiva. No hay que educar desde la rigidez o la autoridad. Hay que educar desde la convicción de que se puede enseñar a todos los alumnos, pero atendiendo a la particularidad de cada uno de estos alumnos.
7. Riesgo. No hay gloria sin riesgo. Nadia se suelta varias veces a lo largo de su ejercicio. Sabe que no va a caer.
- La clase perfecta nunca la vivirás si no asumes previamente una serie de riesgos. Estos riesgos consisten en ver qué funciona y qué no, y cómo puedes transformar aquello que no funciona. No transformes el riesgo en comodidad, sino en una oportunidad de ser mejor docente.
8. Finalización. Nadia Comaneci realiza la última suelta de manos. Sus manos se alejan definitivamente de las dos barras asimétricas. Y lo lleva a cabo de una forma majestuosa, extendiendo al máximo su cuerpo y abriendo los brazos en forma de cruz. Al instante, su frágil cuerpo de apenas catorce años dejar de flotar en el aire y toca con los pies en la lona, toca con los pies en la realidad. Justo en ese momento se da cuenta de que ha hecho algo grande. No le hace falta oír en entusiasmo del público. Sabe que su ejercicio es perfecto. Sabe que su ejercicio se merece un 10, la perfección.
- La clase perfecta se sabe sólo al final de la sesión lectiva. En el momento en el que suena el timbre, te das cuenta de que durante tu sesión lectiva has hecho algo grande, algo realmente especial, algo extraordinario. Se me hace realmente difícil explicarlo, pero te aseguro que si te pasa, si consigues impartir la clase perfecta, te darás cuenta al instante, como lo hizo Nadia Comaneci al finalizar su ejercicio.
9. Sonrisa. Nadia Comaneci sabe que lo ha conseguido. Ha obtenido la perfección. Es el momento de relajarse, de disfrutar del momento y hacerlo con la mejor de sus sonrisas.
- La clase perfecta debe acabar con una sonrisa. Durante la sesión lectiva ha existido una complicidad. Has empatizado con tus alumnos.
10. Agradecimiento. Nadia Comaneci sabe que ella sola no habría sido capaz de conseguir la perfección. Ella es consciente de que se lo debe a mucha gente, empezando por su entrenador y finalizando por el público que la aclama.
- La clase perfecta no la conseguimos nosotros solos. Para llevarla a cabo necesitamos de la complicidad de nuestros alumnos. Sólo si conseguimos esta complicidad a lo largo de la sesión lectiva, tendremos alguna posibilidad de llevar a cabo una clase perfecta. Es por ello que al final de la sesión creo que es muy necesario agradecer a los alumnos el esfuerzo que han realizado, porque te aseguro que en una clase perfecta tú también habrás aprendido algo de tus alumnos. No olvides que el que enseña aprende dos veces.
Como veis, la clase perfecta supone todo un reto, como un reto supuso el ejercicio de barras asimétricas para Nadia Comaneci. Pero estoy convencido de que muchos de nosotros tenemos la actitud y la aptitud para conseguirla. Aún así en ocasiones creo que es inútil ir a burlar la clase perfecta, porque será ella la que vendrá a ti.
Me gustaría acabar esta entrada con una frase de la propia Nadia Comaneci:
LA PERFECCIÓN NO ES ALGO PERMANENTE, ES UN INSTANTE
Gloria Vega says
Un feliz año a cada uno de ustedes y agradecer sus artículos que en lo personal me han servido mucho , ya que he tenido que reflexionar mucho sobre mi trabajo y sobre todo con este tema :¿Cómo enseño Sintaxis a mis alumnos?, realmente me gusto espero que mis alumnos reacciones positivamente, la verdad es que generalmente enseñamos las funciones de a una,el mismo error cuando enseñamos las funciones del lenguaje (expresiva,referencial, apelativa, etc.)
Isabel says
He descubierto este blog hace pocos días, he leído numerosos posts y solo puedo decir que me parece magnífico, soberbio y extraordinario. Gracias por compartir todo esto con nosotros y dejarnos aprender también a los docentes. Gracias por recordarnos y hacernos sentir que ser educador es mucho más que una profesión: es una vocación, una actitud y una forma de vida.
smoll73 says
Isabel, muchísimas gracias por tus palabras. Un cordial saludo.