Deberización. ¡Vaya término! Para empezar te diré que no lo he inventado yo, aunque me hubiera encantado. El concepto deberización es un término que procede a su vez del vocablo inglés ‘musterbation‘ (palabra derivada de ‘must‘ que en inglés podría traducirse por ‘deber’). Pues bien, ¿de dónde he sacado el término que ha dado pie a este artículo? Pues lo he sacado del libro de Wayne W. Dyer Tus zonas erróneas, concretamente del capítulo que trata sobre cómo aprender a superar los convencionalismos que vienen dados por la cultura y el lugar en el que vives.
Mi intención en esta entrada no es otra que enseñarte de qué manera puedes superar lo que Dyer llama deberización con la única finalidad de que vivas tu vida plenamente, sin ataduras y en la que tú seas el único juez de tu propia conducta. ¿Preparado para transgredir las normas? Si es así, acompáñame.
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Las ataduras de los convencionalismos o por qué acabas haciendo lo que no te apetece. La deberización como imposición.
En el capítulo referido a los convencionalismos Dyer ataca duramente lo que él denomina debes y deberías, es decir, clama contra la deberización que te han impuesto desde que tienes uso de razón. Precisamente en este capítulo cita un fragmento interesantísimo de la psiquiatra Karen Horney que reza así:
«Los deberes y los deberías siempre producen una sensación de tensión que aumenta a medida que la persona trata de actualizar sus debes dentro de su comportamiento… Más aún, debido a la externalización del proceso, los debes siempre contribuyen a perturbaciones en las relaciones humanas de una u otra manera.»
Esta interesantísima reflexión que acabas de leer ilustra a la perfección el peligro de vivir inmerso en la deberización. ¿Por qué? Pues porque la deberización puede llegar a determinar tu vida y, al hacerlo, producir en ti un estado de tensión, malestar, culpabilidad e irritación por hacer algo que en muchas ocasiones, por no decir casi siempre, no tienes la menor idea de quién te lo ha impuesto.
Las etiquetas. La excusa perfecta de la deberización.
Odio las etiquetas por el peligro que ellas mismas representan y por ser el ejemplo más claro de lo que se entiende por deberización. Pero, ¿qué son las etiquetas? En palabras de Dyer no son más que normas absurdas y sin sentido que una persona o colectivo te obliga a cumplir. ¿Quiere decir esto que debes saltarte todas las reglas a partir de ahora? La respuesta es no. De lo que se trata es de que seas tú mismo el que te apartes de la obediencia ciega a las normas y a las reglas sin reflexionar acerca de ellas. Si llevas a cabo este ejercicio de reflexión, te darás cuenta de que muchas de estas normas y leyes son de por sí completamente absurdas.
¿Cuál es el precio de la deberización?
El precio de la deberización no es otro que el precio de tu libertad, de no poder vivir tu propia vida, de no poder decidir tu propio destino. De ahí que sea fundamental analizar cuáles son esos debes que puedes romper o superar sin que ello resulte perjudicial para otras personas. Es a partir de esta decisión donde empezarás a vivir a partir de tus propias normas. Porque la superación de la deberización no pasa por una anarquía.
La superación de la deberización pasa por tener la posibilidad de elección, de superar el estado acomodaticio que imponen los debes y deberías.
12 Ejemplos que demuestran lo absurdo de la deberización.
Aquí tienes una selección de ejemplos que he extraído del libro del Dyer Tus zonas erróneas para que veas lo absurdo de algunos convencionalismos. Te aseguro que te sentirás plenamente identificado con la mayoría de ellos:
1. Existe un momento y un lugar para cada cosa. ¿Sí? ¿Quién lo dice?
2. El vino tinto es para la carne y el blanco para el pescado.
3. Culpar a otras personas de tus actos.
4. Ir a una boda a la que no quieres asistir y encima dar dinero o un regalo.
5. Asistir a un oficio religioso cuando no eres religioso.
6. Irte a la cama a la hora que te vas siempre a la cama en lugar de ir cuando tienes sueño.
7. Comer todos los fines de semana en casa de tus padres.
8. Terminar un libro que no te gusta simplemente porque ya has leído la mitad.
9. Obedecer todos los carteles y señales sin juzgar por qué están allí, quién los ha puesto y cuál es su vigencia, utilidad y finalidad.
10. Aplaudir una representación teatral cuando esta no te ha gustado.
11. Dar propina en un restaurante cuando has sido mal atendido.
12. Cumplir a rajatabla todas las tradiciones en una comida familiar como pedir permiso para levantarte de la mesa.
[/sociallocker]Si has leído estos ejemplos te darás cuenta de que estas normas o convencionalismos son, cuanto menos, discutibles y, aún más importante, pueden transgredirse sin que afecte en un sentido negativo a las personas que tienes a tu alrededor. Y no me estoy refiriendo a si se han sentido sorprendidas u ofendidas, por ejemplo.
¿Por qué haces lo que no te gusta? A propósito de la deberización.
Estas son algunas de las razones que esgrime Dyer para justificar por qué acabas haciendo lo que no te gusta:
- Porque tu vida se rige principalmente por la necesidad de aprobación, es decir, tienes la necesidad de gustar y de ser aceptado por los que te rodean en todo momento. La aprobación se convierte en tu recompensa.
- Porque no estás interesado en crecer. Me explico. Has elegido vivir en un estado de inacción en el que vives los mínimos riesgos posibles. Tampoco tienes la necesidad de confiar en ti mismo.
- Porque el debería se convierte en un claro reflejo de tu falta de confianza.
- Porque tienes la necesidad de ser aceptado e integrado por un grupo o por la sociedad.
- Porque valoras más lo que piensan y hacen los demás.
- Porque necesitas de héroes para reforzar la baja opinión que tienes sobre ti mismo.
7 Consejos para superar la deberización.
Aquí tienes una pequeña selección de algunos de los consejos que propone Dyer para superar lo que él ha denominado como deberización, es decir, cómo dejar de hace aquello que no te apetece hace:
1. Haz una lista de las normas que cumples y respetas y que crees que puedes transgredir sin perjudicarte seriamente a ti y a otras personas.
2. Empieza por crear tus propias tradiciones en lugar de seguir todas las que te impone tu entorno o la sociedad.
3. Haz una lista de todas las normas que impones a los demás. Plantéate qué pasaría si las personas que tienes a tu cargo no las cumplieran.
4. Enfréntate a una regla o política que creas que no es justa. Por ejemplo, el reembolso del dinero o la política de devolución de alguna tienda.
5. No quieras que otras personas incumplan las normas que has decidido incumplir. De no hacerlo, caerías nuevamente en la trampa que lleva implícita la deberización.
6. Deja de esperar que cambien los demás. Cámbiate a ti mismo.
7. Cuando alguien te esté culpando de algo, respóndele lo siguiente: ¿Te gustaría saber si yo quiero oír lo que ahora me estás diciendo?
Estos son siete de los diecinueve consejos que Dyer ofrece en su libro.
La deberización. A modo de conclusión.
He empezado este artículo escribiendo para ti, pero ahora que lo estoy acabando me doy cuenta de que en realidad este artículo no iba dirigido a ti, sino a mí. Esta entrada me ha servido para darme cuenta de cuán fácil es caer en la deberización, de cuán fácil es no pensar y llevar a cabo los dictados que marca la gente que te rodea, la sociedad que no cesará en el empeño de inculcarte en todo momento debes y deberías. Pero, ¿por qué? Porque los convencionalismos sirven para anestesiar la voluntad de las personas, para paralizarlas, para que vivan en un perpetuo estado de necesidad de aprobación. Y ni tú ni yo nos lo merecemos.
Ojalá este artículo te haya servido como a mí para reflexionar sobre las normas o algunas de esas absurdas normas que tú y yo tanto tiempo llevamos cumpliendo sin preguntarnos por qué. Ahora es le momento de hacerse las mejores preguntas. Ahora es el momento de encontrar las mejores respuestas. ¿Comenzamos? Cuento contigo.
Libro recomendado:
Libertad de Santiago. says
La deberización está presente a diario.Eso porque no vivimos solos,y a menudo nos enfrentamos con situaciones que no nos agradan . Pero tenemos que imponernos a nosotros mismos,resistir. Al final pasa por eso de que nadie es tan importante para que nos violentemos como individuos.Sabemos que esos conflitos traen infelicidad y que esa no es nuestra finalidad personal.
Ariel Isaías Muñoz Cifuentes. says
La “deberización” Existe como norma cultural tradicio-nalista, pero somos nosotros los que debemos “Reflexionar” sobre su cumplimiento o No.
virginia says
Me parece muy bueno el articulo,me ha hecho pensar y reflexionar cuan equivocado estamos,y tiene toda la razón que para cambiar las reglas que ponemos ,nosotros primero debemos cambiar,cuantos errores cometemos y este articulo me ha servido mucho,es mas pondre en practica,tengo tantas cosas que cambiar, gracias
Santiago says
Muchas gracias por tu honestidad Virginia. Saludos cordiales
Vanesa says
Gracias Santiago últimamente tus reflexiones están siendo muy acertadas en este momento de mi vida, pero al respecto de la deberización, que difícil es zafarse de ella cuando ya se ha convertido en un habito de vida, para uno mismo y para los que nos rodean, a los que ya acostumbramos a que siempre estamos para hacer lo que se debe… Saludos!
Santiago says
Gracias por tu aportación Vanesa. Un cordial saludo
Patri888 says
Una vez más…bravo. A menudo me planteo porque hacer las cosas tal y como dicen que hay que hacerlas…si no me convenzo a mi misma, «no entro por el aro». Esto es visto por muchos como desobediencia, incoformismo, actitud crítica con connotaciones negativas, y me crea algunos problemas, en cuanto que voy a contracorriente. Ejemplo claro de ello, es el momento de los claustros en mi profesión…ir a contracorriente es muy cansado, pero produce una mayor satisfacción que seguir a la masa en contra de tus pensamientos.
Santiago says
Gracias por tu aportación Patri
MANUEL ANTONIO SALDAÑA RUBIO says
Excelente comentario, va directo a la persona, fuere quien fuere.
Felicitaciones a Santiago Moll.
Santiago says
Gracias Manuel. Un saludo
Francisco Adrian Fonseca says
Realmente me hace pensar y hace algún tiempo me di cuenta que para poder romper con la deberización, primero tenia que seguir para comprender, que quiero decir, que primero tenia que apegarme a esa regla para así darme cuenta de que se trata y a su vez descubrir como romperla.
En alguna ocasión escuche «Yo estudio las cosas y las aprendo para saber que es lo que no debo de hacer»
Carlos Melero says
Trabajo con jóvenes y adultos para ayudarles a pensar de forma más útil y la «deberización» aparece constantemente.
Creo que detrás de los debo y los tengo hay un quiero escondido, pero no se ve. En las sesiones trabajamos hasta encontrar qué decisión o valores hay detrás de esa convicción de que deberías hacer algo, entonces la persona puede decicir con más libertad.
Precisamente, este artículo habla de eso: http://carlosmelero.com/te-regalo-tu-libertad/
Un abrazo y gracias por compartir tus pensamientos.
Santiago says
Otro cordial abrazo para ti Carlos