El artículo de hoy quiere dar una solución a frecuentes respuestas que oigo diariamente por boca de mis alumnos de entre 12-15 años de edad. Son respuestas que yo mismo daba cuando era alumno y estoy seguro de que te serán muy familiares.
Se trata de respuestas que se centran en el problema y no en la solución. De ahí que me parece muy importante saber responderlas adecuadamente. Y os aseguro que no siempre es fácil. De ahí que hoy quiera enseñaros qué técnicas o estructuras utilizo cuando un alumno se queda sin tinta en la impresora, llega tarde a primera hora de la mañana o no entrega las tareas.
Sin más demora, zarpamos…
Imagen extraída de Shutterstock
3 Ejemplos de respuestas que como docente debemos combatir para el bien del alumno.
Aquí tienes 3 respuestas que he oído alguna vez de boca de mis alumnos. Seguro que algunas de ellas te sonarán:
1. No te he podido entregar el trabajo porque la impresora no tenía tinta.
2. He llegado tarde porque mi madre no me ha despertado.
3. No tengo los deberes porque el último día no vine a clase. Tenía médico.
¿Te resultan familiares estas respuestas? Seguramente sí. Y ya te adelanto que no tienen una fácil respuesta o, mejor dicho, la respuesta que debemos dar lleva un tiempo. Pero creo que es importante hallar ese tiempo de donde sea para trabajarlas en bien de nuestros estudiantes.
Para ello quiero enseñarte algunas estructuras que uso y que creo que pueden serte útiles. No se trata de que las sigas a rajatabla, sino que me gustaría que fueran un punto de partida y encontraras tú mismo la fórmula que mejor se adapta a ti y a tus alumnos.
Estructuras asertivas. Cómo se responde a la frase: «La impresora no tenía tinta».
La mejor forma de responder y combatir este tipo de respuestas por parte de tus alumnos es mediante la ASERTIVIDAD, es decir, adoptando una postura asertiva.
Porque, ¿qué tienen en común las 3 respuestas que he escrito a modo de ejemplo? Muy sencillo. Que todas ellas se centran en el el PROBLEMA en lugar de la SOLUCIÓN.
Fíjate, si no:
1. La culpa es de la tinta.
2. La culpa de la madre.
3. La culpa es del médico.
¿Qué hacer entonces ante este tipo de respuestas que da el alumno?
Ser asertivos, es decir, ser contundente con la forma en la que responderemos, pero sin perder ni los nervios, ni el control. Y tampoco enfadándonos con el alumno. También debes asumir que te llevará un poco más de tiempo modificar la respuesta, pero creo que merece la pena esa inversión de tiempo.
Lo primero que hay que hacer es hacerle ver al alumno que centrándose en el problema, nunca será capaz de reconocer la parte o totalidad de culpa que el alumno tiene. De ahí que sea tan importante no enfadarnos, sino tener la respuesta oportuna en el momento adecuado.
Las estructuras asertivas que te propongo se dividen en 3 fases:
FASE 1ª: Reconocimiento. El alumno reproduce exactamente la solución que le propone el docente.
ESTRUCTURA ASERTIVA:
– No. Repite conmigo: + (reconocimiento de la culpa)
1. No. Repite conmigo. «Reconozco que no he sido previsor y he dejado la impresión para el último momento.»
2. No. Repite conmigo.» Ya soy lo suficientemente mayor como para despertarme yo solo.»
3. No. Repite conmigo: «Cuando voy al médico, mi obligación es preguntar a mis compañeros las tareas encomendadas por los profesores.»
FASE 2ª: Revisión. El alumno, tras reproducir la solución que le ha dado el docente, debe repetirla, pero usando sus palabras para comprobar que el mensaje se ha entendido.
ESTRUCTURA ASERTIVA:
– Bien. Dime entonces por qué… + (respuesta del alumno)
1. – Bien. Dime entonces por qué no has entregado el trabajo. (Docente)
– Porque no he sido previsor. (Posible respuesta del alumno)
2. – Bien. Dime entonces por qué has llegado tarde. (Docente)
– Porque ya soy lo suficientemente mayor como para depender de que mi madre me despierte todos los días. (Posible respuesta del alumno)
3. – Bien. Dime entonces por qué no has hecho las tareas. (Docente)
– Porque no me he preocupado de pedir a mis compañeros las tareas del día que fui al médico. (Posible respuesta del alumno)
FASE 3ª: Felicitación. Se felicita al alumno por reconocer dónde está el problema.
ESTRUCTURA ASERTIVA:
Te felicito + Nombre del alumno + por tu respuesta. Recuérdala la próxima vez que te pase algo parecido.
La respuesta está en la asertividad. A modo de conclusión.
Llevo ya varios cursos trabajando la asertividad con este tipo de estructuras asertivas que he compartido contigo en este artículo. No tengo muy claro el porqué es tan frecuente este tipo de respuestas en los alumnos. Probablemente se deba a un tipo de mecanismo de defensa ante una posible represalia por parte del docente. De ahí que en lugar de una reprimenda, la asertividad debe convertirse en una oportunidad para construir un diálogo efectivo con nuestros alumnos.
Libro recomendado sobre asertividad: Asertividad. La expresión de una sana autoestima, de Olga Castanyer.
Gladys Saavedra says
Gracias Santiago, como siempre tan preciso.
En Lima las respuestas son del mismo tipo que describes.
Repasaré las estructuras que propones, porque me parecen adecuadas. Luego te contaré como me fue.
Paula says
Pues si un niño va al médico o está enfermo en casa no tiene por qué hacer los deberes!!bastante estudian,y deberes les mandan para hacerlos cuando no van al colegio por estar enfermos..etc..Los deberes no sirven para nada!!!No motivan nada a los niños!!
Javier Romero says
Cuando te enfermes diles «mala suerte, preparate tu el amuerzo», o si la empleada no vino, dile algo parecido. Los deberes no sirven de nada….en el Congo, porque en Japón o países parecidos LO SON TODO.
Sara says
Fantástico artículo. Mañana mismo empiezo a poner estas estructuras en práctica cuando los alumnos me cuenten por qué no han traído el clarinete (pero seguro que esta vez, 100%, prometido, no ha sido su culpa… ?). Creo que es importante también enseñarles la diferencia entre tener la culpa de algo o tener una responsabilidad sobre algo, es decir: Si tu hermano pequeño ha cogido tu clarinete y lo ha roto, no es tu culpa, pero sí es tu responsabilidad cuidar de tu instrumento, saber dónde está y protegerlo de este tipo de daños.
Monica says
Me encantó! La compartiré con mis colegas. Ya te platicaré como nos fue.
ELBA says
Hola Santiago,
En primer lugar felicitarte por tu blog en general y por este artículo en particular. No soy profesora pero he trabajado en educación no formal con niñxs y adolescentes y es bien cierto que se dan este tipo de respuestas. Los motivos pueden ser variados: desde el miedo al «castigo», hasta el evitar un daño a la autoestima (y por ello justifican sus actos aludiendo a causas externas). Esto último tiene que ver con el tipo de sesgos que cometemos los seres humanos, en particular con sesgos autoprotectores (donde los fracasos se atribuyen a causas externa al indiviudo) y que particularmente se dan más en culturas individualistas. Pero más allá de la posible explicación, es necesario que lxs niñxs aprendan a equivocarse en entornos seguros, para, precisamente, tolerar la frustración que ello conlleva.
Sólo tengo un apunte al respecto de esta frase «nunca será capaz de reconocer la parte o totalidad de culpa que el alumno tiene», o quizá más bien en cuanto al uso del término «culpa» en el artículo. Es un término muy asociado a nuestra educación cristiana y que suele tener una connotación muy negativa por las emociones que genera el «sentirse culpable». Desde mi punto de vista, sustituir «es mi culpa» por «es mi responsabilidad» cambia mucho el sentido de la frase y la disposición al cambio por parte del alumnx, ya que es más neutro y tiene más que ver con aquello que queremos conseguir.
Sin más me despido y te mando ánimos para continuar tu proyecto. Un saludo!
Elba
Carlos says
Copio de un artículo de Javier Caso Iglesias:
No es lo mismo la responsabilidad que la culpa, la culpa es una actitud formada por emociones y pensamientos, que nos llevan a una sensación de autodevaluación. Es decir, la persona que siente culpa, se califica negativamente como persona, se siente mal consigo misma y se siente devaluada de alguna manera.
De lo que se trata realmente es de asumir nuestros actos, y hacernos responsables de enmendar las situaciones, hasta donde sea posible. Hay una gran diferencia entre sentirme culpable y sentirme responsable. La culpa me hace sentirme mal conmigo y me devalúa. Hacerme responsable me hace sentir mal hacia la conducta, pero me sigo sintiendo bien conmigo, aceptando que cometí un error, pero que eso no me devalúa como individuo.
Pienso que es muy importante la diferencia.
Iván says
Muchas gracias, Santiago. Leo cada artículo y siempre me beneficio… y se benefician mis alumnos. Saludos desde Argentina!
José Cifuentes R. says
Hola, Santiago.
Hace tiempo que leo tu blog, pero primera vez que te escribo. Muy interesante y útil el artículo. Para tenerlo en cuenta cada vez que hablamos con nuestros estudiantes.
¡Muchas gracias por compartir tu experiencia!
Saludos
Héctor Larios says
Excelente es muy importante darnos cuenta de nuestras responsabilidades