Coincidiréis conmigo al afirmar que la tarea de ser tutor es una de las más exigentes dentro del campo de la docencia. Y lo es porque a muchos de nosotros no se nos ha preparado para tal fin. Curso tras curso y tutoría tras tutoría hemos ido adquiriendo habilidades que han convertido la labor de ser tutor en todo un reto. Echando la vista atrás, me doy cuenta de que ha habido tutorías muy duras en las que he aprendído muchísimo, al igual que he disfrutado de tutorías que me han dado enormes satisfacciones y, me aventuro a decir también, me han hecho mejor docente y mejor persona.
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Es por ello que este artículo tiene la finalidad de resaltar cinco cualidades que desde mi punto de vista son esenciales para ejercer como tutor :
1. Ser empático. En un artículo anterior titulado 5 consejos para aumentar la empatía con los alumnos ya me referí a la empatía como una cualidad esencial para un profesor y, como no, para un buen tutor. Conseguir empatizar con los alumnos no es tarea fácil. Recordemos que por empatía entendemos la cualidad que tienen las personas de ponerse en la piel de otra, la capacidad de escuchar al otro, la virtud de compartir sus logros, miedos, esperanzas… Un profesor empático será capaz de cohesionar un grupo, de ser justo y objetivo y, lo más importante, de ganarse el respeto y la admiración de sus tutorandos.
2. Ser resiliente. Otra cualidad esencial que destacaría de un buen tutor sería la resiliencia. Vivimos en una sociedad donde cada vez es más difícil separar lo académico de lo familiar. En nuestras tutorías se dan casos francamente difíciles y es en la superación de esa dificultad donde interviene la resiliencia. El tutor resilente es aquel que es capaz de sacar lo mejor de cada uno de sus tutorandos aún más cuando los problemas de su entorno sean muy desfavorables. Hace unos años tuve la amarga experiencia de perder a un alumno de mi tutoría en un accidente de moto. De ese suceso aprendí muchísimo, sobre todo, aprendí de los errores y de cómo deberíamos afrontar este tipo de situaciones tan al límite. Ante este tipo de desgracias, un profesor resiliente tendrá ventaja a la hora de superar el dolor emocional de su grupo. En posteriores artículos hablaré con más detalle sobre la resiliencia y su importancia en la Educación.
3. Estar informado. Otro aspecto que considero esencial en la labor de todo buen tutor es la información que este maneja sobre el tutorando. Cuanta más información poseamos de nuestros tutorandos, más fácil será poder entenderlos, acompañarlos en su proceso madurativo y de aprendizaje y ayudarlos en los momentos de adversidad. Es importante que el tutor domine el historial académico y personal, tenga un contacto fluido con su familia y con el propio alumno, que recabe información del resto de profesores y tenga actualizados todos aquellos datos que crea pertinentes.
4. Ser polivalente. Aquellos que somos tutores compartimos con ellos sesiones de nuestra propia asignatura con sesiones propiamente de tutoría. A veces cuesta separar ambas disciplinas ya que suelen ser frecuentes los conflictos que van surgiendo a lo largo del curso. Creo que nuestros tutorandos nos suelen ver más bien siempre sus tutores, más que un profesor más. Es por ello que debemos estar alerta a sus necesidades y saber priorizar cuándo conviene ser tutor y cuándo conviene ser profesor. Muchos profesores se quejan de que su grupo va más atrasado que otros porque en muchas de sus clases siempre «se pierde» algo de tiempo con temas de tutoría. A mí más que pérdida de tiempo, preferiría hablar de «inversión de tiempo». En muchas ocasiones esa «inversión de tiempo» como me gusta llamarla redunda positivamente en el ambiente y clima del grupo.
5. Actuar con inmediatez. Otra cualidad que considero esencial en un tutor es la inmediatez para resolver un conflicto individual o grupal. En otro artículo titulado 5 formas de afrontar un conflicto entre alumnos expliqué las maneras que tienen los alumnos y, por ende, las personas de afrontar un conflicto. Hay que saber ver cuándo un conflicto necesita mediarse o bien sancionarse. De la rapidez de la actuación depende en gran medida el éxito o resolución de ese conflicto. Un conflicto mal resuelto siempre acabará por reaparecer y cada vez se hará más difícil su resolución.
No cabe duda de que para ser tutor se necesitan muchas otras cualidades que no sólo estas cinco que acabo de enunciar. Seguro que después de haber leído este artículo se os están pasando por la cabeza más de una. Si es así estaré encantando de escuchar vuestras propuestas. Sólo me resta felicitar a todos aquellos tutores que con su entrega y dedicación hacen de la Educación un reto apasionante.
Ivan says
Enhorabuena por tu gran página. Es refrescante, y está llena de buenas ideas. Solamente apuntar que para poder llevar a cabo nuestra tutoría estaría bien tener siempre de nuestra parte a la directiva y a los compañeros/as del centro. La coordinación entre profesores/as brilla por su ausencia a veces.
Desde aquí te pido que escribas alguna vez sobre la labor de los equipos directivos, en clave positiva, para que no nos tomen por lo de siempre. Gracias.
smoll73 says
Gracias Ivan. Lo cierto es que he formado parte de equipos directivos como jefe de estudio y es realmente duro. Tomo nota. Un cordial saludo
Albert Ottati says
excelente comentario, también soy tutor y pienso que ponerse en la situacion que vive el estudiante ayuda mucho a entenderlos y a sacarlos adelante pero el apoyo del personal docente y de los padres de familia es fundamental para nuestra gestión.
Fermin says
Gracias amigo maestro por compartir tu experiencias deberás muy valioso . un cordial saludo bendiciones.