Hace ya varios años que me pregunto por qué mis alumnos no llevan reloj de pulsera. Sinceramente, debo reconocer que nunca me he preocupado en preguntárselo. Pero creo que la pregunta, así como sus posibles respuestas, pueden servirte para reflexionar sobre algunos aspectos de tu práctica docente. Si escribo acerca de los relojes de pulsera es a raíz de una conferencia TED que vi recientemente del gran Sir Ken Robinson. Si no sabes quién es Ken Robinson te diré que a día de hoy es uno de los referentes de la educación a nivel mundial. Pues bien, en una de las conferencias TED que pronunció Ken Robinson surgió la pregunta que ha dado lugar a este artículo. ¿Quieres conocer la respuesta? Pues acompáñame.
Imagen extraída de Shutterstock
Reloj de pulsera analógico en una era digital.
Ken Robinson le preguntó a su hija de 20 años por qué nunca había llevado un reloj de pulsera. Su hija le dio una razón muy sencilla: el reloj de pulsera es un dispositivo que tiene una única función, sólo da la hora. Creo que si hubiera hecho la pregunta a mis alumnos, estoy convencido de que muchos de ellos me hubieran respondido algo similar a lo respondido por la hija de Ken Robinson, es decir, los alumnos ya no conciben los dispositivos como algo de una sola funcionalidad. Y la razón es que ellos han crecido en una era digital, mientras que sus docentes han crecido en una era pre-digital. Y esta dualidad está conviviendo de una manera creo que bastante evidente en las aulas. No quiero decir con esto que sea algo negativo, pero sí pienso que como docente es el momento de dar un paso adelante y ponerte a la altura que esta era digital requiere de ti. Y no sólo me refiero al hecho de que te quites tu reloj de pulsera. Se trata de ir mucho más allá. Si te fijas en los objetos que componen un aula y en la estructura de una sesión lectiva, te darás cuenta de que convive lo analógico, lo pre-digital y lo digital. Déjame que te dé algunos ejemplos:
- Pizarra tradicional. En muchas ocasiones tengo la sensación de que se trata de una herramienta anacrónica. Y para mí su anacronismo, al igual que un reloj de pulsera, reside en su poca versatilidad. Sólo puedes escribir en ella, incluso hay algo de la pizarra que me parece cuanto menos desmoralizador y es que todo aquello que produces termina desapareciendo. A mí me gusta decir que las pizarras tradicionales son una especie de mito de Sísifo de la educación actual. Pero lo importante no es cómo ves tú la pizarra, sino lo tremendamente aburrida que les debe de parecer a tus alumnos. Una pizarra con la que no puedes interactuar, de una sola función y en la que lo que escribes siempre acaba por diluirse.
- Libro de texto. A día de hoy me parece el objeto más peligroso que existe actualmente en un aula. Si lo piensas bien, no hay mucha diferencia con un reloj de pulsera y una pizarra tradicional. Si te pones a pensar qué puedes hacer con un libro de texto, lo cierto es que se te van a ocurrir muy pocas cosas. Piensa cuál es la percepción que este libro tiene para tus alumnos. Se trata de un objeto con el que no puedes interactuar y, personalmente, este hecho me parece clave para observar el poco interés que suscita en los alumnos.
- Enseñanza lineal. Esta idea la he sacado de Ken Robinson y me parece sumamente interesante. La concepción que se tiene de la educación en las aulas es una educación basada en la linealidad. Para Ken Robinson la vida no es lineal, sino orgánica. Esta reflexión me parece tremenda y da fe de lo alejada que en muchos momentos está la vida real de lo que enseñamos en las aulas. Como docente programas de una forma lineal, temporalizas los contenidos de una forma lineal, enseñas de una forma lineal, cuando la sociedad ha dejado de ser lineal para convertirse en una sociedad global.
El desencanto escolar. La paradoja del reloj de pulsera.
Sólo teniendo en cuenta la poca utilidad de la pizarra tradicional, el poco interés que aporta un libro de texto y la contradicción que supone la enseñanza lineal en un mundo global, verás cómo la escuela actual se está apoderando de un término tremendamente peligroso, según palabras de Ken Robinson: desencanto.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define el desencanto como algo que produce desilusión y decepción. Basta que observes a tus alumnos cuando aplicas la ecuación pizarra tradicional – libro de texto – enseñanza lineal. Estás creando en ellos un profundo sentimiento de desencanto, se sienten sumamente decepcionados y desilusionados. Y lo peor de todo ello es que ni ellos saben que están desencantados ni tú tienes la percepción de que ese desencanto se puede transformar en interés, creatividad, pasión y entusiasmo.
Como docente tienes la opción de mantenerte en tu zona de confort o rebelarte y pensar que otra educación es posible, que tienes la gran oportunidad de encantar a tus alumnos, de hipnotizarlos, de enamorarlos. Se trata de sustituir, en palabras de Ken Robinson, lo mecánico por lo orgánico, la memorización por la creatividad, la homogeneidad por la atención individualizada.
A modo de conclusión.
Más que nunca las aulas están conviviendo a caballo entre tres siglos. Pizarras del siglo XIX, relojes de pulsera, pizarras tradicionales, libros de texto y explicaciones lineales del siglo XX y dispositivos y herramientas interactivas del siglo XXI. Tenemos un mobiliario decimonónico, con docentes del siglo XX enseñando a alumnos nacidos en el siglo XXI. Aulas analógicas, docentes pre-digitales y alumnos digitales. El reto está servido y radica en la tremenda oportunidad de cambiar un sistema educativo industrial, donde los centros se parecen cada vez más a las fábricas, por un modelo basado en la imaginación, el talento y la creatividad.
Personalmente, el gran error que hemos cometido estas últimas décadas ha sido pensar en que, como docente, bastaba con reciclarte. Creo que ahí ha radicado el mayor error. Reciclar, ¿para qué? ¿para aprender herramientas mientras miras la hora con tu reloj de pulsera? ¿para aprender programas y luego coger una tiza para rlenar pizarras y más pizarras? No se trata de reciclar, se trata de transformar la educación. Y para lograrlo debes cambiar el sistema industrial manufacturado en el que se han convertido los centros educativos por un sistema, en palabras otra vez de Ken Robinson, basado en el principio de la agricultura. Un sistema donde la creatividad suprima la manufactura, donde la uniformidad se sustituya por el talento. Porque el verdadero valor de un centro educativo a diferencia de una fábrica no es el producto, sino el alumnado.
Aquí te dejo la conferencia TED que pronunció Sir Ken Robinson y que ha inspirado este artículo:
Sílvia says
Una reflexión muy interesante. Gracias por compartir Santiago.
smoll73 says
Muchas gracias Silvia. Celebro que te haya gustado. Un cordial saludo.
Sofía C. says
Cuánta razón en estas palabras. La escuela del siglo XXI no puede ser la del XIX, por mucho que algunos añoren la enseñanza tradicional. Debemos darles las herramientas necesarias para que nuestro alumnado sea competente y sepa desenvolverse en la sociedad que ha nacido, no en la que nacieron nuestros ancestros. No debemos anular la creatividad, sino potenciarla y trabajar desde diferentes tipos de inteligencia para que cada uno de ellos entienda un mismo concepto, práctica o realidad. Tengo la sensación que este cambio hace unos años que empezó, sobre todo en la educación infantil y primaria, pero cuando se llega a secundaria, se suele frenar…
¡¡¡Mil gracias Santi!!!
smoll73 says
Gracias a ti Sofía por tu acertado comentario y por interactuar con el blog. un cordial saludo 😉
nuriatrigueros says
Fanástico post! De acuerdo al 95%, Como madre y como estudiante formada en el siglo XX el tema me preocupa mucho. Creo que desde la escuela hay mucho miedo a innovar, a hacer las cosas diferente, a probar cosas nuevas. Es verdad que el material con el que trabajan es muy preciado pero me da la sensación que la escuela siempre ha ido un poco por detrás de la sociedad, a remolque.
Vi el vídeo hace poco y también me encantó, Ken Robinson siempre es muy inspirador.
smoll73 says
Gracias Nuria. Es muy importante la visión que dais los padres en el blog. Es algo que valoro enormemente. Gracias una vez más. 😉
Laia says
Totalmente de acuerdo. Debo decir que el título ha sido clave. Yo me compré un reloj de pulsera a los 19 años para controlar el tiempo durante los exámenes, pues no se nos permitía mirar el móvil y en clase no había ninguno de pared. Es decir, herramientas digitales, reglas y maneras de funcionar análogicas. Como el que tiene una PDI en clase y la usa para visionar el libro de texto en pdf. Una pena. Y los niños igual de desencantados.
Gracias por el post. Genial.
smoll73 says
Muchas Gracias laia. Celebro que te haya gustado el artículo. Un cordial saludo 🙂
Rafa says
Completamente en desacuerdo contigo en cuanto a la pizarra tradicional. Todos plasmamos muchas veces las ideas sobre un papel. Los alumnos van a tutorías y te piden el papel donde has garabateado. Utilizo todas las tecnologías y la pizarra me permite expresar lo que quiero comunicar a veces mucho mejor que cualquier imagen sobre una pantalla. Soy informático, ingeniero y uno de mis principales cometidos es la docencia en la universidad donde todos, y me incluyo, gozamos de aparatitos e internet gratuíta, pero el día en que se elimine la pizarra tradicional de las aulas creo que toda una generación de profesores (buenos profesores) morirá con ella.
Santiago Mañas says
Totalmente de acuerdo con Rafa.
Las nuevas tecnologías no tienen por qué desbancar a las antiguas, si estas cumplen bien su función.
Un ejemplo sencillo: hace ya muchos años que existen los encendedores, primero fueron de gasolina y ahora son de gas butano. Pero eso no ha hecho desaparecer a las cerillas. Ambas tecnologías conviven sin estorbarse mutuamente.
Por cierto, yo también soy ingeniero y estoy en contacto con las tecnologías más recientes desde la década de 1970.
Creo que hay que utilizar las herramientas a nuestra disposición, pero no «reverenciarlas». Son solo herramientas.
Cris says
Creo yo que se esta mal utilizando la «era digital» porque dígame si me equivoco: utilizamos el celular para estar chateando con el de alado en una conferencia, en una clase, etc. o estamos jugando, tomándonos fotos, e indefinidas cosas, cuando eso solo se debería hacer para momentos de relajamiento, momentos especiales, etc. por eso se esta formando una sociedad mediocre si no es que ya se formo.» En lo personal se me hizo interesante el articulo PERO creo que se debería añadir el mal uso que se le da a lo digital. Personalmente uso reloj de pulsera y se me hace más eficiente, práctico y cómodo que un celular.
María de L. Díaz says
Estoy de acuerdo con usted, pero también he utilizado la creatividad y mis alumnos no se interesan tampoco. Además, me encantan los relojes pulseras, aunque tengan una sola finalidad. De paso, me encantan las tablets, computadoras y todo lo que sea tecnológico y ayude a la investigación. Creo firmemente que aunque hay una versatilidad, también hay un desencanto en todos los sentidos hasta en el literal. Su artículo está muy bueno, pero debemos fijarnos en los problemas individuales y únicos de cada centro docente.
Carlos says
me gusto este articulo porque me hizo pensar en algo, no soy docente realmente no se si sea quien para hablar en posts como estos, pero el método de enseñanza tradicional ya no es tan efectivo como antes de echo hasta parece que no es efectivo para nada, los tiempos cambian y aunque duela en mi opinión el sistema de ir a una escuela y que des hasta los 17 0 18 años cosas que realmente no te interesan al menos a mi no me parece efectivo, yo solo doy una opinión y hablo de mi experiencia pero en mis años de bachillerato no aprendí nada mucho menos cuando estaba en 8vo grado, y no es que fuera mal alumno de 5 tuve 4.7 de promedio aunque en mi país no es nada difícil ser bachiller, pero si le dedicaba el tiempo necesario a los deberes del colegio pero nunca me gusto y se que hay mucha gente a la que realmente no le gusta no son berrinches de adolescente, como dije era bueno y le dedicaba el tiempo necesario y nunca me quejaba de estudiar pero nunca me pareció realmente útil, no aprendí nada, aunque aun así hasta el 8vo grado te acepto que es necesario ya que a pesar de todo hay cosas que aunque nos parezcan mierda debemos aprender como castellano y matemáticas (a mi me gustan las matemáticas pero referentes a informática) y incluiré historia y cultura pero de echo suele ser algo que a la gente le interesa y aprende por su cuenta, también cosas como música u otros idiomas pero hay tantos lugares donde podes aprender música mejor que en la escuela ni que decir idiomas pero siendo concreto y algo frio, el bachiller al menos para mi no es útil creo que es en ese momento en que que debe usar el sistema de la universidad, eligiendo las materias que quieres aprender y que en un futuro te sirvan (al menos yo creo que en ese momento, cuando llegas al bachiller ya tenes casi bien definido que es lo que realmente quieres hacer de tu vida, que quieres estudiar de que quieres vivir) no se si me exprese bien, pero mi punto creo que se entiende y ademas hay un vídeo de un niño de 13 años que estudia en casa que es muy interesante
smoll73 says
Gracias por tan sinceras palabras, Carlos. Un cordial saludo
ana maria verdugo says
estoy muy contenta de esta página…es como pienso…no estoy tan mal 🙂
smoll73 says
Gracias Ana
Aranchafc says
Querido Santiago:
Mil gracias por compartir tus reflexiones y el vídeo tan inspirador de Sir Ken Robinson. Estáis ambos en lo cierto, la cosa no puede seguir así y debemos transformarnos por dentro para poder transformar las escuelas. Pienso que también es una cuestión de profundo convencimiento. Cuando algo te convence 100%, crees en ello a pies juntillas y sientes que puede ser bueno para los alumnos, eres capaz de sacar tiempo para idear el itinerario, para emplear todo tu potencial en crear el ambiente, las condiciones y adaptarte a las circunstancias. Pero debemos primero creer que «hacer una revolución» y no solo mejorar lo presente, es lo que necesitan estas nuevas generaciones.
Coincido también con los comentarios de algunos lectores en que todavía se puede sacar partido a algunas herramientas tradicionales. Estas, empleadas con sentido y combinadas con las nuevas, pueden servirnos de conexión con nuestro pasado y nuestro «de dónde venimos». Es verdad que debemos adaptarnos a los recursos que ya están presentes en muchas casas y empresas, pero por poner un ejemplo cotidiano, «no siempre la cafetera de cápsula hace el mejor café, depende de los gustos, del ritual que sintamos como «nuestro» a la hora de prepararlo, de compartirlo o de saborearlo. Un café de cafetera italiana, hecho entre varios, compartido con amigos y con un bizcocho casero para todos, ¡no tiene parangón! ;o)
Te mando un saludo afectuoso y mi más sincera gratitud y enhorabuena por tu blog.
smoll73 says
Muchas gracias por estas palabras. Un cordial saludo
Rosa says
Gracias, una reflexión muy interesante. Me ayuda a plantearme nuevas cosas.
Molina says
Que a un maestro un libro, aunque sea de texto, le parezca un objeto peligroso, dice mucho de la deriva que están tomando ciertos sectores de la educación. La pizarra es mala, el libro de texto es malo, cualquier cosa que huela a algo usado por más de una generación es malo. Imagino que también estará muy contento con una ley general de educación nueva cada cuatro años.
Eba says
Aunque el artículo es interesante, estoy de acuerdo con Molina, yendo en contra de mi generación al parecer (tengo 24 años). De repente parece que todo tiene que ser interactivo.
Santiago Mañas says
Molina exagera un poco, porque Santiago no ha dicho que un libro de texto sea malo, solo que no se puede interactuar con este. Lo cual, en realidad, tampoco es cierto, porque si que se puede interactuar: leyéndolo.
Sin embargo si que estoy completamente de acuerdo con Molina en existe una cierta fascinación por las nuevas tecnologías por parte muchos profesores (diría que son los más).
En realidad, estamos hablando de herramientas. Su uso debe ser pragmático: si ayudan se usan, si estorban no. Pero la valoración tiene que ser esa, su utilidad. No que sean más o menos modernas.
Y en cuanto a educar para el futuro ¿alguien sabe como serán las cosas de aquí a 15 o 20 años? Probablemente la tecnología actual habrá sido sustituida por algo completamente diferente…
Por eso creo que no hay que educar pensando en los medios (tecnología, herramientas…), sino en los fines: formar gente con sentido crítico, que use su cabeza para pensar, que sea capaz de desarrollar sus propios criterios y, en general, intentar enseñarles aquello que les pueda permitir tener una vida plena.
Miguel says
Efectivamente.
Hay que ir más allá de medios y recursos. Adquirir experiencia, formarnos culturalmente y empatizar con el alumnado nos hace mucho mejores como docentes.
Las tecnologías y los instrumentos vienen y van. Las ideas y nuestro talento son los que deben ayudarnos a trabajar.
Santiago says
Muchas gracias Miguel
aleksander7722 says
Me parece una reflexión muy interesante que comparto 100 %. Yo comienzo mi primer trabajo laboral como docente en un colegio. Tras visitar las instalaciones, me he encontrado con que hay pizarra tradicional, no existen ordenador ni proyector en el aula y sólo dispongo de un «aparato de música» (con USB eso sí), esto es complicado para dar una clase de música. Lo bueno es que dispongo de un aula de música específica, también hay un aula con ordenadores y una pizarra digital pero hay que ir a reservarla expresamente… Se me viene un poco el mundo al no poder impartir mis clases a través de proyecciones, visualización de vídeos … Tendré que reinventarme, esta situación es un reto grande para mí porque además me estreno como profesor.
Un saludo y gracias por compartir.
lerga says
Estoy de acuerdo con todo al 95%. Desde luego el término educación orgánica le viene como anillo al dedo, y es que cuando no somos capaces de capacitar a nuestros alumnos para que vean que el conocimiento es solo uno y que lo parcelamos para que sea más fácil estudiarlo y comprenderlo, sin duda algo falla. En cuanto al libro de texto cada vez somos más los que intentamos abstraernos de su uso, sin olvidar los contenidos (al final se trata de rendir cuentas también, y el sistema no es nada permisivo…). Cuando enfocamos la educación a conseguir unos resultados cuantitativos y poco cualitativos, es lo que tenemos: un sistema anacrónico que no se sostiene. Sin embargo no estoy de acuerdo con la pizarra; las mías (tengo 2 por clase ahora mismo) acaban llenas de conceptos, expresiones y demás. No concibo una clase de idiomas sin poder en el mismo momento escribir o explicar algo en concreto a alguien en particular sin usar la pizarra para que pueda seguir la explicación. Creo que es un medio mal usado, como todo. Cuántas pizarras interactivas se quedan como mero libro de texto digitalizado por falta de tiempo para exprimir su potencial, o por falta de formación en ese sentido del profesorado. Por cierto, yo no llevaba reloj, pero era más un acto de rebeldía, una lucha en contra de los horarios y de vivir el día en base a ello. Un saludo y gracias por el aporte, muy interesante!
Santiago says
Muchísimas gracias por tu sinceridad y tu punto de vista. Comentarios como el tuyo no hacen más que mejorar el contenido de este blog. Cordiales saludos
Wilmer says
El post remarca que la educación que tenemos no acompaña el desarrollo de la sociedad actual. Sin embargo, veo que algunos comentarios están mal interpretando el sentido de algunos puntos del artículo, por lo siguiente:
1ero: No dice que el reloj y la pizarra tradicional sean malos, sino peligrosos, lo cual es muy diferente. Estos recursos están siendo utilizados (o abusados) sin considerar lo que les motiva o desmotiva realmente a los estudiantes de esta era.
2do: Ni el libro de texto, ni la pizarra, ni el papel se han extinguido actualmente y seguramente existirán por buen tiempo. El problema es que los docentes lo siguen privilegiando como únicos recursos, siendo que se trata, más bien, de combinar o complementar su uso con los recursos tecnológicos existentes.
3ero: La enseñanza lineal sigue siendo la predominante en las escuelas, los docentes siguen dando prioridad a procedimientos, conceptos, fechas y cantidades aprendidas de memoria, entregadas solo por el centro, no es que no deban desarrollar la memoria, sino más bien se debe valorar también la creatividad y otras habilidades necesarias para seguir aprendiendo por muchos medios y nuevas formas que se dan en la era del conocimiento.
El problema no es lo que pensamos nosotros sino lo que sienten y viven nuestros estudiantes; de otra forma, reflexionemos por qué existe tanta desmotivación en los niños y jóvenes por la educación actual. Y aunque muchos de los centros educativos no tengan los recursos tecnológicos, lo correcto sería que al menos estemos preparados y sepamos lo que debemos y no debemos hacer para mejorar nuestras clases y al menos apliquemos estrategias didácticas pertinentes a la realidad.
Elizabeth Armenta says
¡Excelente aportación!
Me gusta mucho lo que compartes, de hecho me ayuda mucho en mi formación como Lic. en Ciencias de la Educación, generando nuevos enlaces en mi cabeza. De hecho esta vez a sido tan enriquecedor que ya tengo nuevas ideas para mi tesis.
Gracias por compartirte y por el amor que profesas a la educación.
Santiago says
Muy agradecido Elisabeth
Bismrk Villanueva Fajardo says
Muy interesante el artículo trabajado en esta ocasión,ha despertado comentarios que en algunos casos coincido con ellos,pero que como docente considero que aunque fuimos o no formados en el siglo xx,ello no nos exime de que podamos darle su valor a los recursos educativos tecnológicos de esta era,claro sin que tienda a sustituir el roll del docente de era.Con referencia a lo que opinaba Sócrates que desconfiaba de los libros porque el autor no estaba presente para interactuar con el,debemos tener muy claro que la lectura despierta la imaginación,la creatividad y es capaz de trasladarnos a otras culturas y motivarnos para viajar sí es posiblea esos espacios descritos en los libros.M e gusta la entrada que das al tema,yo sigo usando reloj de pulsera.Gracias por compartir tus hallazgos.Saludos.