Quiero empezar este artículo con una aclaración. La entrada de hoy no tiene intención de polemizar sobre la conveniencia o no de que nuestros alumnos realicen deberes en casa o fuera del horario lectivo. Debo confesar que el tema de por sí genera cierta polémica y controversia y el espíritu de este blog creo que nunca ha sido el de provocar o el de polemizar de forma gratuita. Así es que, si como docente estás radicalmente en contra de que tus alumnos hagan tareas fuera del horario lectivo o tu intención es opinar sobre los aspectos positivos o negativos de dar deberes, entonces no te recomiendo seguir leyendo esta entrada, porque el enfoque de este artículo tiene una finalidad muy distinta.
Si por el contrario tienes el hábito o la costumbre de dar algún tipo de tarea fuera del horario lectivo, creo que este artículo te puede resultar útil a la vez que inspirador. Le he dado muchas vueltas a cómo estructurar esta entrada y he optado por algo que no es muy común en este blog: realizar una serie de artículos sobre la gestión de los deberes. En este caso dividiré esta serie en tres apartados a partir del papel que tienen en la gestión de los deberes DOCENTES, PADRES y ALUMNOS.
Imagen extraída de Shuttershock
Ante de empezar con el primer colectivo, los docentes, creo conveniente hacer una pregunta que me parece fundamental y que será el punto de partida de esta serie:
¿Qué entendemos los docentes, los padres y los alumnos por deberes?
Esta pregunta personalmente me parece clave, porque la concepción que tienen tanto docentes, como padres y alumnos es diferente en muchas ocasiones y ello resulta tremendamente perjudicial para todos los que conformamos una comunidad educativa.
¿Qué entiendo por deberes?
Cuando un docente habla de deberes, en ocasiones utiliza de forma inadecuada el término, ya que con la misma palabra en ocasiones quiere expresar la realización de ejercicios y actividades procedimentales y, en otras ocasiones, el estudio conceptual. Es un error muy común en nuestro colectivo y un problema tanto para alumnos como para padres. Alumnos y padres no entienden de la misma manera que nosotros la palabra deberes. Para ellos los deberes sólo significan la realización de alguna actividad procedimental, la realización de ejercicios, la típica pág., 34 ej. 1, 2, 3, 5 y 6. Su concepto de lo que son los deberes termina aquí. No conciben los deberes como estudio.
Si algo he aprendido en estos años como docente es que entre lo que pensamos los docentes, lo que decimos y lo que entienden nuestros estudiantes en ocasiones hay mucha diferencia. Y creo que lo que muchos de estos alumnos entienden por la palabra deberes da fe de ello. Basta reproducir este diálogo para entenderlo:
Madre. Andrés, ¿tienes deberes?
Hijo. No.
Madre. Enséñame la agenda.
Hijo. (Abriendo la agenda) ¿Ves como no hay deberes?
Madres. Vale.
Este diálogo es un claro ejemplo de la tragedia a la que me refería anteriormente. Efectivamente el hijo no ha mentido a la madre. Simplemente le ha respondido a aquello que ha entendido. Que no tiene ninguna actividad procedimental para el día siguiente. Desgraciadamente, lo que el hijo no le ha dicho a la madre es que mañana tiene un examen sobre las provincias de España y una prueba de estudio sobre la clasificación del sustantivo.
Por esta razón me he decidido a escribir este artículo, para enseñaros algunas pautas realmente sencillas que nosotros los docentes podemos llevar a cabo, no para que nuestros alumnos hagan las tareas escolares en casa, sino para que nuestro mensaje y lo que las familias y alumnos entiendan de ese mensaje que les transmitimos sea el mismo. Ello no significa que debamos desterrar la palabra deberes, yo mismo la utilizo, sino lo que debemos hacer es hacerles llegar a familias y estudiantes lo que realmente les queremos transmitir. Con ello no conseguiremos que que todos los alumnos realicen sus tareas escolares fuera del horario lectivo, pero sí habremos conseguido que esta información llegue correctamente a las familias.
¿Cómo debe el docente dar los deberes en el aula para que sean efectivos? Algunos consejos.
Hacer que los alumnos apunten los deberes en la agenda es algo que debemos tener asumido como algo que forma parte de la sesión lectiva. En edades tempranas, cuando los alumnos aún no tienen la autonomía y el hábito asimilado, debemos dar la importancia de invertir el tiempo que sea necesario para que los deberes que les demos a los alumnos queden reflejados en la agenda y de una forma clara y sin ambigüedades.
Por ello te invito a que tomes en consideración el siguiente protocolo:
- Si tienes claros los deberes que vas a dar al inicio de la clase, no esperes a la finalización de la misma.
- Calcula siempre unos cinco minutos antes de finalizar la clase para que los alumnos apunten los deberes en la agenda.
- Haz que todos los alumnos paren de realizar lo que estén haciendo en ese momento.
- Di en voz alta y clara que ahora deberán apuntar los deberes, pero sin decir qué deberes vas a dar.
- Haz que todos los alumnos retiren todo el material escolar de encima de la mesa, a excepción del estuche y la agenda.
- Haz que todos los alumnos abran la agenda en el día que deben apuntar los deberes. Los deberes deben apuntarse el día que deben realizarse, no el día que los das. Este es un error muy común y en el que hay que insistir.
- Cuando todos los alumnos tengan la agenda abierta el día que les has dicho que deberán realizar las tareas en casa, es el momento que digas en voz alta y luego escribas en la pizarra lo que quieres que tus alumnos realicen en casa. ¿Qué debes apuntar en la pizarra? El mes y el día en el que quieres la tarea, sin abreviaturas. Por ejemplo: Lunes, 25 de noviembre.
- Y aquí viene lo más importante: distinguir entre procedimientos y estudio:
- Si son procedimientos: asignatura, página, ejercicios. Evita en lo posible las abreviaturas. Cuando los padres revisen la agenda de sus hijos tendrán más fácil entenderlo cuanto más claro sea el mensaje. Por ejemplo: Castellano, página 23, Ejercicios 1 y 2.
- Si son conceptos (pruebas y exámenes): es muy importante que pongas la palabra ESTUDIAR y luego aquello que quieras que estudien. Por ejemplo: Estudiar la definición del adjetivo y los grados del adjetivo o Estudiar las Capitales de Europa. Si lo hacemos así, tanto el alumno como los padres tendrán muy claro que en lugar de hacer los típico deberes procedimentales, quieres que estudien o simplemente memoricen los conceptos que el profesor les ha mandado.
- Ahora viene lo mejor. Una vez has escrito lo que quieres que tus alumnos hagan en casa en la pizarra, mientras ellos lo están copiando, a ti te proporciona tiempo para ir pasando por casi todos los alumnos o, sobre todo, aquellos alumnos que por diferentes razones no copian nada en la agenda, se equivocan de día, escribe mal el enunciado, su letra es ilegible para ellos y para sus padres. Otra opción es ir pasando uno por uno y que ellos te lo enseñen.
RECOMENDACIÓN: No cometas el error de dar tares para casa una vez ha sonado el timbre. Es algo que debes evitar. El alumno desconecta de lo que estaba haciendo al instante y te será realmente difícil captar su atención y mucho más ser capaz de realizar todos o algunos de los pasos que te recomiendo.
Además de llevar a cabo este protocolo de dar deberes a nuestros alumnos, hay otro aspecto que me gustaría comentar y que llevamos a cabo en mi centro. En un panel del aula el tutor cuelga el horario escolar de su grupo en dos DIN-A3. En estos dos horarios que van cada uno de ellos de lunes a viernes está la planificación de actividades, pruebas, trabajos de una quincena. En cada clase hay un responsable semanal que se encarga de apuntar todas las tareas. El tutor es el que lo gestiona y supervisa. Se trata de una actuación muy útil tanto para el tutor, como para los alumnos, especialmente para aquellos que por alguna razón no han podido asistir a clase. Aquí tenéis una imagen de una planificación de tareas quincenal:
Planificación quincenal de un grupo
Educar a nuestros alumnos, hacer que adquieran uno hábitos, mecanizar ciertos procedimientos requiere de una inversión de tiempo que los docentes debemos aceptar y asumir como una parte más de los procesos de enseñanza-aprendizaje de nuestros alumnos. De ahí la importancia de gestionar correctamente el tiempo de una clase. Con respecto a la correcta gestión del tiempo de una sesión lectiva te recomiendo el artículo 7 consejos para gestionar correctamente el tempo de una clase. Tal vez así el diálogo de una madre con su hijo sea:
Madre. Andrés, ¿tienes deberes?
Hijo. Sí.
Madre. Enséñame la agenda.
Hijo. (Abriendo la agenda). El profesor nos ha dicho que debemos estudiar la clasificación del sustantivo de la página 66 del libro.
Madre. Déjamer ver. (La madre lee con atención la anotación de su hijo y asiente con la cabeza). Muy bien Andrés. Si te parece te doy 15 minutos para que te estudies la clasificación y luego si quieres me la explicas o te la pregunto.
Andrés. Vale. (La madre se marcha de la habitación con una leve sonrisa en sus labios)
En los próximos artículos me centraré en cómo pueden gestionar las tareas fuera del horario escolar tanto padres como alumnos.
Espero que este artículo os haya sido de utilidad.
Glenda says
Excelente material y muy interesante, en mi país se manejan son habituales las tareas para realizarse en casa, muchos alumnos y padres de familia toman esa dinámica como parte del aprendizaje y la llegan a exigir, pero por otra parte hay algunos padres que no se dedican y esfuerzan en la formación de los niños y ya sea por descuido, apatía o el trabajo no revisan los cuadernos de sus hijos.
Cristina Malagón says
Muy interesante el artículo. Soy docente, y precisamente busco estrategias para fortalecer la responsabilidad con los trabajos escolares. Me sirvió muchísimo. Gracias!
Natalia says
GRACIAS. Con letras mayúsculas. Hace dos años que me pasó el año frustrada porque los profesores me envían mensajes quejándose de que mis hijos de 8 años no llevaron los deberes hechos, pero las agendas vienen vacías cada día. Hablo del primer año que usan agenda y que tienen deberes. Estoy cansada de que me hablen como si yo tuviese una varita mágica para telecomunicarme con la clase y saber por ciencia infusa qué tenía que hacer mi hijo.