A la hora de enfrentarnos a una sesión lectiva, debemos tener muy en cuenta varios aspectos que pueden resultar determinantes para el buen desarrollo de la misma. En muchas ocasiones no somos conscientes de que, a través de pequeños detalles, seremos capaces de optimizar mucho mejor nuestras clases.
Ganar en presencia es ganar en visibilidad y esta visibilidad se puede convertir en un elemento determinante para que podamos enseñar más y mejor a nuestros alumnos. Seguramente muchos de vosotros habréis oído en alguna ocasión la expresión docente invisible.
Se trata de una expresión con una connotación negativa y que se asocia a aquellos docentes que son ignorados y, en ocasiones, ninguneados por los alumnos. Quiero pensar que ser un docente invisible no tiene por qué ver con el sexo, edad, experiencia o físico, por citar algunas cualidades.