Hoy vengo a hablarte del tiempo. Hoy vengo a hablarte de cómo dejé de gestionar mi tiempo en mi vida y en mi trabajo para empezar a transformarlo. Sin duda ha supuesto un cambio en mi trabajo como docente realmente importante y creo que este cambio ha hecho posible que sea más feliz no sólo en mi trabajo, sino también en mi vida. Este cambio vino a raíz de la lectura del libro titulado El principio 20/80. El secreto de lograr más con menos, de Richard Koch. Como docente y como persona le debo mucho a este libro porque de él aprendí muchas lecciones. Hoy te enseñaré una de ellas.
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¿Qué diferencia existe entre gestionar el tiempo y transformar el tiempo?
Aunque en su libro Richard Koch no desarrolla la diferencia entre gestión y transformación del tiempo, creo que la diferencia que voy a explicarte está implícita en el propio libro.
- Gestionar el tiempo: Para mí gestionar el tiempo se ha convertido en un sinónimo de perder el tiempo. Cuando gestionas el tiempo no tienes ningún tipo de intención de hacer ningún cambio significativo, no hay voluntad de transformación. Es como si se diera por hecho que el tiempo te viene dado y no puedes hacer nada para cambiarlo. Gestionar el tiempo es rendirte ante el tiempo. Y creo que es un aspecto que los docentes contemplan con resignación. Intentan encontrar más tiempo, pero son incapaces de cambiarlo porque lo único que hacen es gestionarlo, es decir, cambiar un fragmento de tiempo de un lugar a otro. Al gestionar el tiempo lo que haces es perder el tiempo en muchas actuaciones que no te producen felicidad.
- Transformar el tiempo: Transformar el tiempo es la clave para la felicidad en tu trabajo y, por ende, en tu vida. Richard Koch insiste en que tenemos derecho a ser felices. Pues bien, yo te aseguro que serás más feliz cuando dejes de gestionar tu tiempo para empezar a transformarlo. Para transformar el tiempo debes tomar decisiones importantes, incluso me atrevería a decir que debes reformularte cómo vives tu tiempo. Te advierto que nunca podrás transformar tu tiempo si no eres capaz de pararte a pensar en el tiempo. Uno de los grandes errores como docente es que entiendes el trabajo como algo productivo, como algo manufacturado. Y esto es un gran error. Nunca cambiarás tu tiempo si no te paras a pensar en cómo transformarlo. La felicidad pasa inevitablemente por trabajar menos, producir menos y pensar más. Cuanto más pienses, te aseguro que tendrás más tiempo para pensar en cómo ser más feliz en tu vida y en tu trabajo. Déjame que te lo demuestre.
10 decisiones que tomé para transformar mi tiempo como docente y lograr ser más feliz.
ADVERTENCIA: Es muy importante que antes de leer estas 10 decisiones tengas claro que son mis decisiones. Tómalas como ejemplo y no cometas el error de relacionarlas con tu vida, porque la mía y la tuya tienen particularidades distintas. Encuentra tiempo para dejar de gestionar el tiempo y entonces ponte a pensar 10 decisiones que puedas aplicar a tu propia vida y que los ejemplos que te dé sobre mí sean eso, sólo ejemplos.
1. Exámenes. Odio corregir. Por eso buena parte de los exámenes los corrigen los alumnos entre ellos. Con esta actuación he ganado muchísimo tiempo que he dedicado a mejorar mi práctica docente en el aula. Esto me ha permitido ser más creativo y cambiar la metodología en muchas sesiones lectivas. He reducido mi productividad a favor de la creatividad.
2. Trabajo en casa. Ya nunca me llevo trabajo a casa. Me explico. En casa no me llevo exámenes ni trabajos para corregir. Todo lo relacionado con la productividad lo llevo a cabo en el instituto. En mi casa sólo le dedico tiempo a pensar en cómo voy a enseñar en mis clases, cómo voy a planificarlas para que sean más atractivas. Esto ha sido sin duda el cambio más significativo y que me ha reportado una enorme satisfacción profesional. Por otra parte, ya nunca trabajo los fines de semana. Por tanto, la concepción que tenía del tiempo y la que tengo ahora es enorme, porque tengo la sensación de que tengo más de un 20% más de tiempo del que tenía y lo mejor es que este 20% lo dedico a lo que me gusta como, por ejemplo, este blog.
3. Reuniones. He limitado las reuniones al máximo. Intento que aquellas que puedo dirigir duren el tiempo que yo quiera y no el que viene fijado en el horario. Esto ha permitido que las reuniones sean más eficaces y me ha proporcionado un tiempo extra para desarrollar otros aspectos de mi profesión. La gestión de las reuniones por parte de los docentes me parece cada vez más nefasta por una sencilla razón. Estructuramos las reuniones en función del tiempo y no del contenido, aunque se piense lo contrario. Existe la sensación de que debemos rellenar el tiempo que nos dan. Esto hace que gestionemos el tiempo y no nos planteemos transformarlo, es decir, cuando finalizo los contenidos es cuando acaba la reunión en lugar de acabar la reunión en el tiempo prefijado independientemente de los contenidos.
4. Compañeros. Este curso decidí rodearme de aquellos compañeros que tenía la convicción de que podían aportarme algo positivo. He transformado las relaciones con los compañeros de mi centro. Esto ha llevado a que me aparte de aquellos que considero tóxicos. Para saber qué entiendo por un docente tóxico te remito al artículo titulado Eres un docente tóxico si…
5. Deporte. Practico deporte a diario. Es algo que me produce una enorme felicidad y es el momento del día en el que soy más creativo, es decir, donde se me ocurren las mejores ideas para mi trabajo y también para los artículos del blog. Si puedo practicar deporte a diario es porque he reducido enormemente mi carga de productividad en mi trabajo.
6. Programación. Este curso decidí qué era lo esencial de la programación y qué era lo superfluo. Me llevé una gran sorpresa al reflexionar sobre ello. Ahora hay una parte de temario que he suprimido, bien porque no la encuentro esencial, bien porque prefiero dedicar más tiempo a aquello que realmente me apasiona. Cuanto más enseño aquello que me gusta, más feliz enseño y más aprenden mis alumnos. Este cambio también ha sido esencial en mi trabajo porque ya no es la temporalización de la programación la que marca el ritmo de mis sesiones lectivas, sino que soy yo el que marco los tiempos de qué, cómo y cuándo enseñar.
7. Burocracia. He reducido la burocracia al máximo. Además, lo que hago es concentrarla durante mi horario en el centro y nunca más de un día a la semana, es decir, hay un momento de la semana que me centro exclusivamente en lo burocrático y tengo el resto de la semana libre para realizar otras actuaciones que me gustan más. En mi caso aquello que no me produce felicidad lo suelo concentrar en un período de tiempo muy concreto. Es lo que yo llamo tiempo impuesto y que no hay que plantearse transformar porque viene fijado en tu trabajo. Por ejemplo, el horario de tus sesiones lectivas.
8. Tecnología. La tecnología me ha permitido ser más eficaz en mi trabajo. Siempre tengo en cuenta qué puedo utilizar de la tecnología que me permita tener más tiempo para hacer aquello que me gusta. Otro error muy común es pensar en las Nuevas Tecnologías como herramientas para la productividad. A mí me parece un error. De lo que se trata es de usar las herramientas, precisamente, para ser más creativos y menos productivos.
9. Proximidad. Hace años decidí cambiar de centro. Uno de los criterios para este cambio fue la proximidad. Esta decisión me ha permitido ahorrar mucho tiempo en mis desplazamientos que he podido dedicar a otras actividades que me producen muchas satisfacciones personales y laborales.
10. Inglés. Este último punto no está directamente relacionado con mi profesión, pero me parece que vale la pena que lo comente en este artículo. Este año he dejado de ir a la Escuela Oficial e Idiomas. No me hacía feliz y no sabía por qué. A medida que tuve más tiempo para reflexionar al respecto me di cuenta de que la relación entre esfuerzo y recompensa estaba totalmente descompensado. El ir a clase era lo que me producía infelicidad, no la asignatura en sí. Me encanta aprender inglés. Lo que no soportaba era cómo estaba, precisamente, gestionando el estudio del inglés. Ahora que ya no voy a inglés leo más artículos en inglés que nunca, artículos que me gustan, que me apasionan. Junto con los artículos también veo series en versión original o con subtítulos. También son series que me encantan. Sé que no aprenderé lo mismo por mi cuenta que en una sesión de la Escuela Oficial. Pero aunque tarde más en aprender el idioma, lo habré hecho aprendiendo feliz.
A modo de conclusión.
Desde que leí el libro de Richard Koch El principio 20/80. El secreto de lograr más con menos mi vida se resume en algo tan sencillo como producir menos para pensar más. Y cuanto más pienso más cosas se me ocurren para trabajar menos o, mejor dicho, trabajar en aquello que realmente me gusta y me apasiona, lo cual hace tiempo que he dejado de considerar un trabajo. ¿Cómo puedes pretender ser feliz si no tienes tiempo para proponerte ser más feliz? Cambiando tu autoconcepto del tiempo serás capaz de replantearte qué vida quieres y qué estás dispuesto no a cambiar, sino a transformar para ser, sencillamente, más feliz.
Fernado Pintos says
Me encantó el artículo, está lleno de buenas razones para que transformemos nuestras visiones del tiempo. Estoy totalmente de acuerdo en que sin reflexionar y pensar en lo que estamos realizando (gestión reuniones, burocracia, examenes, prácticas diarias….) nunca conseguiremos transformar nada pues nada hemos pensado.
smoll73 says
Gracias Fernando. Un saludo 😉
jmorsa says
jope! en serio que soy un fan incondicional de tu blog, pero con este post has hecho que me anime a comentar, chapeau hermano! ojalá fuera sólo un cuarto de lo que eres tu por aquí, ¡que crack! :¬)
smoll73 says
Gracias Juan. Viniendo de alguien a quien respeto enormemente por su trabajo es realmente un incentivo enorme para seguir con estas píldoras con las que todos, yo el primero, aprendemos tanto. Un fuerte abrazo.
Mario says
asi es,,, Impresionante y muy importante!, ojalá llegue esa visión a la educación pública en México, Necesitamos Docentes felices para que enseñen con su ejemplo.
Santiago says
Muy agradecido mario. Saludos mediterráneos
Manuel Pérez (@solucionesxl) says
Yo también dejé de estudiar inglés de forma presencial y coincido contigo en la posibilidad de tener el trabajo, para quien lo tenga, lo más próximo posible. También ahorro tiempo yendo en bici al mismo tiempo que disfruto del paisaje y hago ejercicio para distancias cortas. ¿Te imagimas el poder disfrutar mientras te desplazas?
smoll73 says
Gracias Manuel. Sin duda lo del inglés no fue una decisión fácil 😉
Duodha Nora says
¡Qué bueno! Me he identificado enormemente con casi todos los puntos. Y alivia, son pensamientos liberadores. Unha aperta .
Santiago says
Muchas gracias por tu comentario Duodha. Un cordial saludo
Rosa says
Felicidades. Estoy en la tarea de aprender algo de todo aquello que nos cuentas e intento ponerlo en práctica.
Muchas gracias
Santiago says
Gracias a ti Rosa. Un cordial saludo