Puntuar una pregunta abierta en una prueba o examen comporta cierta dificultad. A diferencia de las pruebas o exámenes tipo test o las preguntas cerradas, las preguntas abiertas implican para el docente un esfuerzo de corrección considerable si se quiere corregir de una forma justa y objetiva. Y esta dificultad aumenta cuanto más elevado es el curso en el que se realiza la prueba o examen.